Inmersos en la pajarraca del viernes más largo del año -el viernes negro dura aquí entre una semana y un mes- la OCU ha analizado los precios de más de 13.000 productos de las "fastuosas" rebajas que ofrece el comercio en esta "festividad". Como en todas las fiestas, se homenajea a un santo patrón, en este caso San Borreguil. Las colas en los cajeros, tanto de los bancos como de los comercios, eran más largas que las que hubo en Barcelona el 1 de octubre pasado, cuando se celebró allí el día de San Puchi. Pero a lo que vamos. Los pretendidos descuentos del viernes negro son más falsos que los mensajes de Trump y Putin. Según el citado estudio, al comparar los precios de hace un mes con los de estos días, resulta que un 40% de los productos han mantenido el mismo precio, un 25% han subido y un 35% han bajado. Y comparando los precios del Black Friday con los del fin de semana anterior se ve que no hay cambios en el precio de 3 de cada 4 productos. De los que varían, suben el 9% y bajan en el 17% restante. Y lo que es peor, si cabe: casi la mitad de los productos (48%) tenían en este Black Friday el mismo precio que el mínimo visto durante el mes anterior y un 41% tenían un precio superior a ese mínimo del periodo. Sólo el 11% bajaron. Más claro, que solo uno de cada diez productos está más barato estos días que en el mes precedente, mientras que cuatro de cada diez están más caros. Entre los pocos que bajan destaca el "hardware", es decir, la hojalatería: tabletas, móviles, impresoras y televisores que, mutatis mutandis, equivalen a las ratoneras, abrelatas y paraguas que constituían el grueso de los productos innovadores españoles en otros tiempos.

Ahora que, para rebajas, rebajas, las de las expectativas que tenemos los viejos de ver un AVE en condiciones en Almería antes de palmarla. Lo decimos porque mientras estamos escribiendo esto, el ministro Serna le estará explicando a la Mesa del Tren los considerables avances de los previstos nuevos proyectos. Se ve que los anteriores no valían. Más tarde, una vez aprobados -si se aprueban- y acopiada financiación -si la hubiere-, se procederá a adjudicar las obras, cuyos reformados se presentarán varios años después, en plena obra, y cuyo final, una vez más, está previsto "ad calendas graecas".