Utopías posibles

Realidades

Que la diversidad de aprendizajes, puntos de vista y procedencias enriquece, es un hecho

La escuela es uno de los pocos lugares por los que debe pasar, obligatoriamente, la totalidad de la población. Solo se me ocurren otros dos lugares comunes: los hospitales, y los cementerios. Muchas veces olvidamos este hecho tan obvio. Trabajar con toda la población tiene enormes repercusiones. En la sociedad, como en la escuela, hay una gran clase media, que es mayoría. Este es el gran núcleo de la escuela pública, junto a las clases bajas y marginadas. La clase alta también está en la escuela, pero generalmente en "su escuela", no sea que al mezclarse con la plebe se les contagie algo malo. Habrá quien piense que esto de las clases sociales está pasado de moda, que es marxista, o que con la caída del muro, las torres gemelas y la globalización, no procede. Creo que hay que ser muy malintencionado o muy ingenuo para negar que las clases sociales siempre existieron, existen y existirán.

La escuela pública es tan diversa como la vida misma. Que la diversidad de aprendizajes, puntos de vista y procedencias enriquece, es un hecho. La mayor parte de la población que atendemos son personas trabajadoras, sin problemas graves de salud, con una cierta estabilidad emocional y económica. La gran mayoría encajarían en el modelo de "buenas personas", con ciertos problemas cotidianos, que van resolviendo como pueden.

Y también hay niñas y niños con serios problemas de salud, con trastornos psiquiátricos y psicológicos (o con familiares que los padecen), familias completamente desestructuradas, pobreza, malos tratos, abuso sexual, delincuencia, drogas, soledad, rechazo, infraviviendas o casas ocupadas… Los hay. Forman parte de la sociedad, y están en la escuela. Cada vez que escucho una estadística de cualquier tipo, pienso "¿Cuántos tendremos así, en mi centro?".

Necesitamos un sistema educativo que contemple y prevea estas situaciones, para no dejar desamparados a un buen número de niñas y niños, que sin ser mayoría, son un sector especialmente sensible. Echo en falta que haya teléfonos donde llamar, personas que acudan en un momento determinado, de distintas administraciones y ámbitos: servicios sociales, policía local, servicios sanitarios, jurídicos, psicológicos, personal de apoyo para el ámbito doméstico, para el tiempo escolar y extraescolar… Solo así, arrimando el hombro, coordinando administraciones y recursos, se podrían atender adecuadamente estas realidades.

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