República de las Letras

Rebajar la exigencia en educación es imprescindible

Es un curso atípico, por lo tanto, las decisiones que se adopten deben ser también excepcionales

Este curso, rebajar la exigencia en Educación es, en mi opinión, imprescindible, en contra de lo que afirmaba el editorial de este periódico el sábado pasado. Cierto que resulta, no incomprensible, sino vergonzoso, que en cuarenta años de democracia los políticos -que no yo, ni usted, lector- no hayan sido capaces de elaborar una ley de Educación consensuada, duradera y eficaz. Nada que ver con los países civilizados: África, también en esto, empieza en los Pirineos. Han prevalecido los intereses cortoplacistas de los partidos y los aventureros políticos -¡quién se acuerda ya de Wert, aquel ministro tan nefasto!- sobre el patriotismo del resto. España, aprisionada en su tradición cainita, necesitaba ese gran consenso educativo. Pero no. Todos han tenido más en cuenta que la Educación puede ser un arma, un instrumento de adoctrinamiento, por encima de que es un derecho constitucional y básico. A pesar de eso, este curso tan especial hay que tener en cuenta la variable tecnológica: gran parte de los contenidos y tareas se van a impartir y a realizar, se hacen ya, telemáticamente. Quien tenga hechos sus preparativos en ese sentido, tendrá ventaja. Quien no pueda contar con los medios y recursos necesarios lo tendrá más difícil. Aquí actúa la variable socioeconómica: hay amplios sectores de la población -léase barrios periféricos- cuya capacidad de acceso a la tecnología y de empleo de ésta en su propia educación, están lejos de ser los de la población socioeconómicamente mejor posicionada.

Hay que tener en cuenta, pues, a la hora de normativizar el desarrollo del curso, la singularidad de éste: es un curso atípico y, por tanto, las decisiones que se adopten sobre él deben ser también excepcionales. Deben tomarse decisiones PARA ESTE CURSO. Decisiones que quizá no valgan para el siguiente y habrá que revocar y sustituir por otras. Cierto que las reformas, sobre todo en Educación, no suelen tener marcha atrás -aunque esto tampoco es inamovible: recuérdese el sistema evaluativo aquel, cualitativo, frente al cuantitativo anterior que al final hubo que reimplantar para poder entender y hacer comprender a las familias nuestras propias evaluaciones-. Así que este curso, excepcional a causa de la pandemia, si es necesario que haya alumnos que pasen al siguiente con suspensos, sea. Aunque pueda chocar con nuestra mentalidad o con nuestras ideas.

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