Nos ayudarían a ahorrar mucho más dinero que el que se destina vanamente a unos señores que viven del erario público y que no generan, en mucho de los casos, ningún tipo de beneficio y, si lo hacen, es todo lo contrario, empezar a crear nuevos trabajos como, por ejemplo, el Recogedor de Naranjas. No, este oficio aún no ha sido inventado. Lo que expongo es que se invente un trabajo donde ellos o ellas estén dedicados en exclusiva a recoger naranjas. Serían profesionales que sabrían qué tipo de naranjas ofrecernos. Cuáles son las perfectas para comer, por ejemplo, un sábado por la mañana. Entrarían en nuestra habitación, con un plato cuajado de naranjas y nos la ofrecerían, gajo a gajo, una a una, mientras poco a poco atisbamos las primeras luces del día. Otro oficio que se podría implantar sería el de Oteador de Horizontes. Sí, tal cual. Una persona destinada a otear el horizonte. Sería responsable de ofrecer al usuario el momento más idóneo para ver un buen amanecer, un romántico atardecer o una inevitable noche. Nos indicaría cuáles serían los mejores lugares, incluso se podrían atrever a aconsejarnos, con quién seríamos más felices para disfrutarlo. Este último servicio, sería complementario. Otro oficio que veo fundamental sería el de Cuentista, pero de verdad. No me refiero a los oficios de políticos o a los cuentacuentos profesionales. Este señor o señora se dedicaría a contar cuentos, en serio. Estarían localizados con un número de emergencias público, donde el ciudadano podría solicitar sus servicios las veinticuatro horas del día. Estarían a cargo de la Administración Pública, tras su pertinente oposición. Se desplazaría a sus misiones como servicio prioritario, con la consabida sirena y teniendo preferencia. Llegaría a donde fuesen requeridos, por tierra, mar y aire. Se presentaría a la persona solicitante y le contarían el cuento que pidiese. Ya no tendríamos que esperar a las elecciones, ni a los vendedores o comerciales de turno. Tendríamos a una persona especializada solo en contar cuentos a medida, antes de dormir o cuando apenas hubiesen despuntado las primeras luces del día.

Los oficios que acabo de relatar en este instante, en este preciso artículo, por lo menos nos ofrecen un servicio mucho más útil y, al final, siempre tendremos la sensación que, por lo menos, estos al fin y al cabo no nos roban y ya sabemos de lo que van.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios