Recuperación, autoprotección,venganza

¿Qué es la prisión permanente revisable, sino un remedio del purgatorio, incluso del infierno?

En boca de muchos. Quizá en boca de todos. Pero esto de la "prisión permanente revisable" está convulsionando en gran medida la opinión pública, contagiados por la actividad de algunos políticos. Se está produciendo una especie de pugilato entre algunos partidos por ver quién va más lejos, intentando ganar votos, como si de los cocheros de la Venta del Chocolate se tratara. Pero el tema es serio, demasiado serio, como para pasar de puntillas sobre el asunto. Pienso que a la base de la posición que se adopte en torno a este tema se encuentra una cierta concepción antropológica que no podemos obviar. Supongo que sacar a la luz esas posiciones nos podrá ayudar a tomar una decisión que o bien reafirme las ideas o tal vez nos avergüence de tenerlas. Ante los delitos ajenos se pueden adoptar tres posturas: reconducir al infractor, protegernos de sus acciones, o infligir un castigo que equivalga de alguna manera al daño causado. Esta última posición es como una sublimación de la venganza, de la Ley del Talión. Presupone que un error solo puede expiarse con el sufrimiento. La segunda busca medidas de autoprotección intentando evitar que esos delitos se reproduzcan. La primera tiene como fundamento que quien ha cometido el delito no es más que un ignorante al que se puede reconducir convenciéndole de su error. Sócrates fue el modelo de la reeducación. Los supuestos son muy diferentes: según la primera, la inteligencia manda en nuestro comportamiento y es víctima del error; sea la inteligencia o no quien domine, el miedo a sufrir un daño pide que se retire de la circulación al que delinque; según la tercera, mi daño solo puede lenizarse si sé que el delincuente está sufriendo como sufro yo. Para bien o para mal, esta última parece ser la dominante en nuestro entorno,o por lo menos la que más ruido mete. Solo así puede entenderse el fervor con que se defiende la prisión permanente revisable, máxime si se exige un tiempo mínimo antes de proceder a la revisión: se estima que, se haya reeducado o no, ya habrá sufrido bastante. Esta posición muestra un cierto componente teológico. ¿Qué es la prisión permanente revisable sino un remedo del purgatorio, incluso del infierno? Y, aún más, ¿no parece que estemos haciendo de los jueces un sucedáneo de la misma acción divina? Claro que, a lo mejor, esta opción es lo más sublime a lo que podemos aspirar. Está en los libros sagrados.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios