Utopías posibles

Reflexión en el 75 aniversario de la ONU

Durante los días 22 al 29 de septiembre ha tenido lugar el debate de alto nivel en la Asamblea General de la ONU, que este año ha tenido dos particularidades: se conmemora el 75º aniversario de su fundación y la participación de los líderes mundiales, que todos los años se desplazan a Nueva York para participar en las sesiones, no ha sido presencial sino por videoconferencia.

Haciendo un poco de historia, el nombre de Naciones Unidas fue acuñado por el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosvelt en 1942, en plena guerra mundial, cuando representantes de 26 países aprobaron la declaración de las Naciones Unidas, en la que se comprometían a seguir luchando juntas contra las potencias del eje.

Al finalizar la guerra, representantes de 51 países se reunieron en San Francisco, en la conferencia sobre Organización Internacional, para redactar la Carta de las Naciones Unidas, que se firmó el 26 de junio de 1945 por todos los Estados fundadores y la ONU empezó a existir oficialmente el 26 de octubre de 1945. Desde entonces ha crecido mucho y en la actualidad, de los 194 países que hay en el mundo, 193 son miembros de la ONU; la única excepción es la Ciudad del Vaticano que figura como estado observador (España entró a formar parte el 14 de diciembre de 1955).

El propósito y los objetivos de la ONU son mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar relaciones de amistad y cooperación entre las naciones para la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario y servir de punto de encuentro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes.

En línea con estos objetivos de la ONU, está la denominada Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible, que fue aprobada en 2015 para mejorar la vida de los habitantes del planeta y tiene 17 objetivos, entre los que figuran el fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar para todos, educación de calidad, acción por el clima, etc.

En el desarrollo de la actividad normal de la ONU hay objetivos muy ambiciosos como la Agenda 2030, complejos como las misiones de paz en múltiples conflictos, con una dimensión humanitaria en

catástrofes, hambrunas, crisis migratorias, etc. Desgraciadamente, en nuestro mundo actual los conflictos, las amenazas a la seguridad y las situaciones de extrema necesidad no cesan nunca y el Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres, en su discurso de apertura de la Asamblea General recordó lo que definió como las 7 amenazas actuales más importantes: peligro nuclear, terrorismo, conflictos no resueltos, cambio climático, aumento de la desigualdad, ciberseguridad y las migraciones y crisis de refugiados.

El mundo ha cambiado en estos 75 años, se ha vuelto más complejo y los conflictos de todo tipo no han dejado de existir. Es cierto que la ONU ha ayudado a resolver muchos de ellos, pero también lo es que no ha sido capaz de resolver otros muchos, fundamentalmente porque los países en demasiadas ocasiones han primado sus intereses antes que el interés general.

Es muy loable que se marque objetivos ambiciosos y que dedique sus mayores esfuerzos a resolver conflictos y las necesidades de los más desfavorecidos. En muchas ocasiones la ONU ha sido criticada por su exceso de estructura, medios y presupuesto y por no obtener los resultados esperados, aunque es preciso recordar que le ha sido concedido el premio Nobel de la Paz en 11 ocasiones.

El logo de la Agenda 2030 es circular y con 17 colores, uno por cada objetivo, y siempre lo lleva en la solapa nuestro presidente del Gobierno y también muchos líderes mundiales. Ese es un gesto reseñable, pero su empeño y el de todos debería ser tener esos objetivos como prioridades en todas las agendas de gobierno, para poder iniciar un cambio que sirva para mejorar la vida de las generaciones venideras. El propio Secretario General de la ONU utilizó una frase muy ilustrativa de cuál es su visión actual del mundo: "Somos un mundo en pedazos, es necesario que seamos un mundo en paz". En mi opinión, aunque se avance algo en los objetivos marcados para esta década, el nivel de compromiso mostrado por los países durante los 75 años de vida de la ONU no nos permite ser demasiado optimistas.

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