Reflexiones sobre la PAC

¿Cuál es el objetivo de las subvenciones? Apoyar a ganaderos y agricultores con unas explotaciones insuficientemente rentables

Curiosamente, una de las actividades que debería ser más gratificante para la Administración se convierte en uno de los mayores de cabeza. Me refiero al "reparto de dinero". Recibir dinero debe ser como un bálsamo por parte de los destinatarios. Pero, curiosamente una vez más, pronto surgen el desacuerdo y los movimientos de protesta. En la mayor parte de las veces el origen del posible malestar se debe a la cantidad, casi siempre escasa, del dinero que se distribuye. Pero, pensando mal, a uno se le ocurre pensar que lo mismo pasaría si hubiera más dinero en juego: todos queremos más, porque todos pensamos que "merecemos" más (el uso de "merecer" en contextos de derechos merece una tranquila reflexión). Por supuesto, las subvenciones al campo, la PAC, no se libran de esas respuestas airadas. Ahora mismo lo estamos viviendo con la renovación de los criterios de la nueva PAC. Confieso que, aunque poco, estoy personalmente concernido, pero quisiera dar mi opinión. ¿Cuál es el objetivo de las subvenciones? Apoyar a ganaderos y agricultores con unas explotaciones insuficientemente rentables. La falta de rentabilidad puede deberse tanto a las dificultades objetivas de los cultivos, cuanto a las políticas de precios que impiden que sus productos sean valorados adecuadamente. Yo propondría que se tuvieran en cuenta los siguientes criterios: limitar la superficie máxima con derecho a subvención, puesto que su destino no es engrosar los grandes capitales poseedores de tales fincas. Por otra parte, no fijar de modo cicatero la superficie mínima; en modo alguno defiendo, entiéndase, que se subvencione UN olivo. Y por otra parte, a la hora de bonificar las superficies medias, tener en cuenta las circunstancias concretas de los pastos y cultivos. No todas las tierras tienen la misma calidad por lo que no son igual de productivas, ni todas reúnen las condiciones precisas para modernizar los cultivos, lo que implica siempre un incremento en los costes de producción. También propondría eliminar la exigencia de que el solicitante sea un agricultor o ganadero profesional dedicado a tiempo completo. Hay muchas explotaciones medias que sobreviven mediante el trabajo del fin de semana o de horas libres. No se les puede dar de lado teniendo en cuenta la situación de minifundio en la que nos movemos. Tal vez no sean estos los únicos ni los mejores criterios. Pero quería echar mi cuarto a espadas.

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