Reino de confusiones

Me parece que todos ellos son solo cartesianos a medias. Unos y otros solo han asimilado parte del mensaje de Descartes

Claro y distinto. Tal era el veredicto cartesiano para determinar la verdad de las ideas. Que sean claras y distintas. Y, si viviera hoy, Descartes también diría que para que los mensajes sean verdaderos tienen que ser claros y distintos. En cierta medida han asimilado este criterio los grandes comunicadores de nuestra época, e incluso otros formadores más o menos anónimos de opinión que son los tuiteros. Y obviamente también lo tienen en cuenta los políticos, sobre todo en tiempos electorales. Pero me parece que, tanto unos como otros, solo han asimilado parte del mensaje de Descartes. Son cartesianos a medias. Procuran que sus mensajes sean claros, en el sentido de que ofrezcan directamente el contenido que quieren transmitir. Pero, tanto unos como otros, se han olvidado de que esos mensajes también tienen que ser "distintos"; y por distinto hay que entender que sea un mensaje cuyo contenido no esté contaminado por otros elementos que poco o nada tienen que ver con el primero. Y precisamente suelen ser especialistas por mezclar, como en una zaramandonia, elementos diferentes que dejarían en mantillas la convulsa actividad del pintor descrita por Horacio en el Ars poetica. Valga como ejemplo la extra?a mezcolanza que ha inundado parte de los mensajes de políticos y medios de comunicación, según la cual la decisión judicial de devolver las obras al monasterio de Sijena es producto de la aplicación del 155. Dicho de modo algo técnico, es la famosa falacia del "si algo se ha producido después de esto, entonces esto es la causa"; pero es una falacia que posiblemente no sea derivada sencillamente de una ignorancia en lógica: temo que haya algo más, mucho más, de mala fe. Es el aprovechar en beneficio propio algunas coyunturas que tienen entre sí menor relación que algunos hechos con el paso del Pisuerga por Valladolid. Si analizamos mensajes, sobre todo los emitidos por algunos políticos o medios de comunicación interesados, veremos no solo que se atribuyen causas totalmente insospechadas a determinados efectos (que en sí mismos son indeseados), sino que también se relacionan distintos acontecimientos y circunstancias para intentar agravar o desacreditar posiciones o decisiones que, a veces, no necesitan de tales refuerzos para considerarlas nocivas. Ejemplo:?es necesario recurrir a la presencia de neonazis en la manifestación de Bruselas para desacreditar a Puigdemont?

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