La tapia del manicomio

Reparto previsible

Cuando alguien lleva años recibiendo una subvención y se la rebajan, montan la marimorena diciendo que le han robado la cartera

Con los ciento cuarenta mil millones de euros (140.000.000.000 euros) que nos van a venir de la Unión Europea no vamos a tener ni para empezar, a la vista de las peticiones que van apareciendo. De momento, solo entre Iberdrola y Endesa ya se han pedido un tercio largo del total para el objetivo de la descarbonización. En ese mismo sector hay algunas empresas más pequeñas que también querrán su cacho. A este catálogo de pedidos hay que sumarle unos buenos bocados para construcción, turismo y movilidad. Lo de la movilidad se refiere a la fabricación de coches eléctricos. Como se sabe, España es un gran productor de coches con motor de gasolina y gasoil, que están condenados a desaparecer en muy pocos años, aunque alguna compañía productora parece que lo ignora. De momento, ha sido la Volkswagen la que ha dado el primer paso: dicen que para 2025 ya estará fabricando coches eléctricos en España (en Alemania lleva ya algún tiempo haciéndolos), y para ese proyecto de cacharro a pilas ha pedido -aparte de las ayudas que le toquen- que le pongan a la puerta de su casa una fábrica de baterías. El rey y la reina ya estuvieron hace poco en la Seat, antes que en otra fábrica de automóviles. Qué casualidad que sea a Cataluña donde van a ir estos primeros sacos de billetes. Y encima se siguen quejando, pues tienen bien claro que el que no llora no mama, cosa que todos aprendemos a poco de nacer, pero que a algunos les cunde mucho más que a los demás. En el caso de la Seat, existe un excelente precedente: Franco dispuso que se instalara en Barcelona la primera fábrica de coches de toda España. Y allí sigue. Llueve sobre mojado. Lo que pasa es que para hacer baterías hace falta litio, y la única mina que hay en España está en Cáceres. Como es normal, los extremeños han dicho que el que quiera litio que se moje el culo, o sea, que ponga la fábrica de baterías en Extremadura donde, además hace mucha más falta inversión productiva y puestos de trabajo que en Cataluña.

Esto nos lleva a la eterna discusión de quién está en peor situación, si el que ha estado beneficiándose del erario largos años y le rebajan el pìenso, o el que nunca ha recibido nada y entrevé la posibilidad de que le caiga algo. Y es que cuando alguien lleva años recibiendo una subvención y se la rebajan, montan la marimorena diciendo que le han robado la cartera, en vez de agradecer los años que ha estado disfrutando del chollo. Desde luego, las costumbres se hacen leyes, sobre todo cuando te benefician.

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