No sé si será propio del «cainismo» español, de la creencia católica en la vida como «valle de lágrimas» o fruto del peso de los 40 años de fascismo. También podemos pensar que los españoles somos los más tontos de entre los 38 países de la OCDE. El caso es que cuando en este país se abre el melón de la repetición de curso, enseguida se tiran a los ojos, cual gatos escaldados, una legión de docentes. Que si lo que se pretende es regalar aprobados, que si se quiere que cada vez seamos más borregos, que si no se lo merecen, que si no les hace ningún bien pasar de curso…

Seamos serios. Desprendámonos de la tradición, del «siempre se hizo así», del «a mí me fue bien», de los mitos, creencias y opiniones. Analicemos los datos en frío, tomemos nota de lo que hacen los países que mejor funcionan y apliquémoslo en España. El informe Repetir no es aprender, publicado por la ONG «Save the children», nos muestra un panorama terrible en cuanto a repetición. A los 15 años, el 29 % del alumnado ha repetido alguna vez. Son los peores datos de toda la OCDE y de la Unión Europea. En casi la mitad de los países de la OCDE (un 47 %) la repetición afecta a menos del 5 % de estudiantes, y en 2 de cada 3 países, llega solo al 10 %. España casi triplica esa cifra. Recordemos que en la OCDE se incluyen países como Finlandia, Estados Unidos, Japón, Alemania, México, Corea, Chile, Costa Rica, Colombia, etc.

Además, el informe desmonta toda una serie de mitos instaurados en nuestro sistema, como considerar que la repetición es frecuente y normal (ya se desmitifica solo con los datos), que el nivel educativo en España es bajo (casi la mitad de los repetidores alcanzan las competencias básicas de otros países, con lo que el nivel de exigencia aquí es mucho más alto), que se debe a limitaciones de tipo individual (cuando en realidad está muy en relación con el nivel socioeconómico), que puede mejorar el rendimiento académico (la investigación y la experiencia nos muestran que su efecto es nulo o negativo), que favorece el esfuerzo o la motivación, o que se debe al elevado número de estudiantes por aula (si fuera así, España debería tener 3 veces menos repetidores, por comparación con el resto de países).

Recordemos que la educación es un derecho y que las etapas obligatorias lo son para toda la población. Despojémonos de una vez por todas de nuestra dañina cultura de la repetición.

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