República de las Letras

República y Guerra Civil en Cuevas

Este tipo de estudios históricos subsana el vacío narrativo sobre este trozo crucial de nuestra Historia

Por diversas razones, esperaba desde hace tiempo un libro como este que nos presenta Antonio Llaguno. Se titula La Segunda República y la Guerra Civil en Cuevas del Almanzora y está editado por Arráez con la colaboración del Ayuntamiento de esa ciudad y la empresa Albaida. Considero que es un gran avance democrático poder estudiar estos dos periodos históricos tan interesantes en el ámbito local. Algo que no ha sido posible hasta ahora por las susceptibilidades sociales que aún existían y por los intereses políticos particulares o de partido. Ahora estos estudios locales se han visto multiplicados desde que los iniciaran Rafael Quirosa y Eusebio Rodríquez Padilla, entre otros.

Antonio Llaguno mantiene a lo largo del libro una táctica expositiva pedagógicamente muy eficaz, y es la de concretar en lo local los acontecimientos, la legislación y los procesos que se suceden en lo nacional y provincial, en una cadena de antecedentes y consecuentes que explica muy bien la dinámica política y social del periodo en la comarca de Cuevas. Tanto como los acontecimientos, se explican los personajes más importantes, las corporaciones que se sucedieron en el gobierno de la ciudad, los alcaldes en particular, de tanta importancia en el desarrollo de esta parte de la Historia, y las consecuencias que tuvieron los hechos políticos en la localidad. Se aclara cómo se concretó en la comarca la lucha de clases, el enfrentamiento de intereses entre la nutrida clase burguesa cuevana, enriquecida por la minería durante el siglo XIX, y los trabajadores, genéricamente llamados allí jornaleros, fuesen del campo o de las minas, e históricamente agraviados por las enormes diferencias económicas entre unos y otros, lo que de siempre derivaba en una situación opulenta de los primeros frente a la miseria secular de los segundos. Esa situación social estalló con la llegada de la República en 1931 y, sobre todo, con el inicio de la Guerra Civil en 1936.

Quienes hemos defendido siempre la democracia y el diálogo para solucionar los problemas económicos y sociales, por tanto, políticos, de nuestro país, debemos felicitarnos por la publicación de este tipo de estudios históricos que subsanan el vacío narrativo que sobre trozo tan crucial de nuestra Historia ha existido durante los últimos cuarenta años. Un vacío que libros como este de Llaguno vienen a llenar. Enhorabuena al autor y al editor.

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