Resurrexit sicut dixit

Tras la Vigilia Pascual del Sábado Santo no dejemos que el coronavirus nos quite la alegría de la Resurrección

Estimados lectores, tras una Semana Santa única en nuestras vidas y aunque nuestros corazones estén tristes por estar viviendo en confinamiento y con el desgaste emocional, el dolor ante los fallecidos y los enfermos, tras la Vigilia Pascual del Sábado Santo y la bendición por parte del Papa "Urbi et Orbe", no dejemos que el coronavirus nos quite la alegría de la Resurrección como encuentro espiritual de todos los cristianos vivos y fallecidos en comunión con todos los santos.

Ayer, Domingo de Resurrección, tras la Misa Estacional presidida por el Obispo, tendría que haber procesionado por primera vez, la nueva imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado, el Señor de la Vida y también de la Esperanza, con su mirada dulce y compasiva, desde la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación hasta la sede canónica en la Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, pero el estado de alarma con ocasión de la Covid-19 no lo permitió como hubiera sido el deseo de sus cofrades y de todas las hermandades almerienses como culminación de la fiesta Pascual.

Hemos pasado una mortificante semana de luto especial en toda España, a lo que debería de haber sido la tradicional conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, según se entiende desde ese llamado a nivel de oratoria "Quinto Evangelio", que se funde en la expresión plástica de la religiosidad popular del modo de hacer de nuestras cofradías incardinadas en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y que tras lo sucedido, nos debería de hacer reflexionar, ante el grito de dolor de la saeta, que lo esencial de las Estaciones de Penitencia, no llevadas a cabo este año, que son actos evangelizadores para la muestra de nuestra fe a todo el pueblo, creyente y no creyente, cofrade y no cofrade.

Las Hermandades y las Cofradías en estos momentos de elevadas tribulaciones de toda índole, hemos demostrado como asociaciones de fieles, tener conciencia de Iglesia y de permanecer en íntima comunión con Ella en la tarea evangelizadora de anunciar en los momentos más difíciles, la libertad y la dignidad del género humano desde la Cruz en su condición de Hijos de Dios redimidos por el Sacrificio de Cristo en el Calvario junto a su Madre, María Santísima, mujer vestida de sol con la luna bajo Tus plantas, para hacer llegar a todo el prójimo ¡qué Cristo no está muerto!, ¡Cristo vive! y la esperanza está con todos vosotros.

Paz y Bien.

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