¡Rusos en Ceuta!

Sólo nos ha quedado la carga negativa que tal palabra tiene, pero nada queda de lo positivo y yo reivindico su recuperación

Esa buena persona decía, en aquella entrevista en la tele, que "le daba mucha vida a Ceuta el trasiego de barcos rusos cargando combustible en la ciudad". Es una de las grandes razones por las que nos decidimos las sociedades, en general, a tomar decisiones, "¡que le van a dar vidilla a la ciudad!". Es cierto, y así lo podemos observar en las películas del Oeste: lo primero que se abría en la ciudad era "la primera planta del Saloon", por la vidilla que le daba a la nueva ciudad. Aquella persona no es culpable de nada que no sea sino herencia de una estupidez social mamada de generación en generación, y que no tiene que ver con la lactancia materna. Tiene que ver con esa incapacidad del ser humano para pensar autónomamente y de manera crítica. Ya me dijo un famoso político en una tertulia que no le importaría llenar de plástico Almería, de Adra a Pulpí, si de riqueza se trataba. Yo le espeté que el futuro estaba en la droga y la prostitución, así que si de dos hijos dispone una familia, ya sabe hacia dónde dirigirlos: en la Edad Media era militar el primero y clérigo el segundo… ¡viva la evolución! Pareciera que podemos vivir ajenos a las consecuencias de nuestras decisiones. Y es que somos tan imbéciles que nos encanta analizar el impacto en las costas de California del aleteo de una mariposa en la Amazonia, pero no el impacto de mis decisiones en mi entorno, inmediato o más distante. Rara vez será capaz de asumir el representante público la responsabilidad de conducir hacia senderos de responsabilidad al grupo humano que dirige: esa es la tarea esencial que le corresponde, la del demagogo, en la estricta etimología de la palabra, pues es "quien conduce a la gente". Y es que sólo nos ha quedado en el uso consuetudinario la carga negativa que tal palabra tiene, pero nada queda de lo positivo; y yo reivindico su recuperación. El barco ruso carga combustible en Ceuta: "¡vamos pá Siria!", dicen; y la gente lo ve muy bien. Cuando luego escuchamos que se están bombardeando aquellas ciudades con consecuencia de cientos de miles de muertos entre la población civil o que son millones los refugiados que de allí han huido, ¿somos capaces de comprender lo mucho que tienen que ver nuestros negocios (léase estilo de vida) con las desgracias ajenas? Pedagogía con la ciudadanía: sed valientes, administradores de lo público. Si no valéis para eso, es que no valéis para nada.

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