La tapia del manicomio

Rutina kantiana

¿Qué habrá pasado este año para que los medios renuncien a darnos tan detallada e imprescindibles instrucciones?

Hasta el año pasado, a estas alturas de finales de marzo, los periódicos, radios y teles llevaban al menos una semana dando la barrila con las instrucciones detallas para el cambio de horario de invierno al de verano. Los periódicos y las televisiones nos ilustraban -como a analfabetos que somos la mayoría- con unos dibujitos de relojes con los que señalaban gráficamente cómo había que cambiar la hora y en qué momento. Por si alguno no tenía bastante con los dibujos, había una flecha que indicaba si trataba de adelantar o de atrasar, según fuera primavera u otoño. Y por si no sabías sumar o restar también indicaban si íbamos a dormir una hora más o una hora menos. Y, ahora llegamos al fondo de nuestra crítica. Este año se ha roto esa "rutina kantiana" secular que tenía lugar dos veces al año, y no hemos visto en ninguno de nuestros medios habituales la información al respecto. A la hora de escribir esta chorrada, doce horas antes de tener que manipular el reloj, no sabemos si a las dos (de la madrugada) serán las tres o a las tres serán las dos. Y, por lo tanto, no sabemos si vamos a poder dormir una hora más o una hora menos. También nos quedamos sin saber otra serie de interesantes informaciones que solían darnos, también kantianamente exactos, dos veces al año, como por ejemplo las respuestas a las preguntas claves: ¿Desde cuándo se cambia la hora? ¿Fue cosa de Franco o viene de antes? ¿Afecta al cuerpo y/o a la mente humanos? ¿Cuándo dejaremos por fin de cambiar y dejaremos una hora única todo el año?

Y nos preguntamos: ¿Qué habrá pasado este año para que los medios renuncien a darnos tan detallada e imprescindibles instrucciones? ¿Es que habrá instrucciones del Gobierno para mantener confundida a la población? ¿Es que estarán escasos de papel los periódicos y de saliva los locutores? ¿Es que no les quedan espacios con la "nueva" saga de Rociíto y Antonio David, una vez acabada -de momento- la de la Pantoja y Paquirrín? Aunque lo más probable, a nuestro entender es que, como nadie puede hoy estar en la calle a partir de las once, qué más da a que hora se cambie el reloj. Antes sí, porque había que cambiar la hora entre reguetón y cubata. O, en el caso de los flamencos, como antiguamente siempre se acababa la función "cuando llegara el lechero", dependía del cambio de hora para saber si era de día (hora del machaquito con churros) o era todavía noche cerrada y había que seguir con el fino y el whisky.

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