Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

A Ryanair le salen canas

Ryanair hizo que los hijos viajaran muchos más kilómetros por los cielos de Europa que sus padres

Que paseando por Jerez uno perciba que varios grupos vestidos de turistas nacionales con los que se va cruzando tienen acento asturiano, o que esto mismo te suceda en Granada con cuadrillas que hablan como de Bilbao tiene mucho más que ver con las rutas que hace Ryanair o Vueling entre aeropuertos secundarios que con un hermanamiento norte-sur. Ni siquiera con un verdadero interés viajero: muchos turistas, la inmensa mayoría hoy, no se habrían planteado ir a Bari o a Cracovia, o a Girona y al mismo Bilbao a comer chuletón de vaca vieja y ver el Guggenheim si no fuera porque una aerolínea low cost ha puesto en su mapa de rutas una chincheta en el aeropuerto de la ciudad de provincias donde viven. Esto tiene una interesante lectura antropológica y no poco económica: la democratización del viaje en avión ha ido de la mano de una unión de los destinos secundarios y hasta los segundones, en un panperiferismo provinciano que resulta tierno, y muy sintomático de esa Europa callada y bella que no sólo se encuentra en las metrópolis. Un nuevo turismo en el que la mayoría de los hijos ha volado muchos más kilómetros por los cielos de Europa que sus padres. Ryanair aterrizó en España en 2002, y el sector aeroportuario y el ranking de las compañías no tienen nada que ver hoy con el de entonces. La irlandesa es la reina. Igual que en toda Europa.

Ryanair ha cambiado ayer de patrón. Quiere dejar atrás a O'Leary, darle una patada hacia arriba en la cúspide del organigrama. Fue O'Leary aquel que decía a su clientela cosas como: "No vas a conseguir un reembolso, así que vete a la mierda, ¿qué parte de no-reembolsable no has entendido?". Hace un par de años, la cotorra de Kramer del arpa que invadía los espacios aéreos de los aburguesados mirlos, como Iberia, decidió no seguir en la línea castigadora del CEO patibulario cuya etapa ya pasó. Una aerolínea que volaba con pilotos convertidos en falsos autónomos y a 1.500 de salario base, que estabulaba y pastoreaba a ese pasaje de una mudita en la mochila… un pasaje contento: todo por el precio chollo. La transición a una Ryanair "más amable" tiene que ver con el surgimiento de compañías noruegas u holandesas que tienen músculo financiero y la lección del bajo coste bien aprendida, también de los errores de otros. Incluso con que las árabes y otras asiáticas pagan bien y atraen a los pilotos, que en cuanto pueden vuelan también. En quince años, el improbable invasor con su baratura se ha convertido en el líder, y le salen canas: los ciclos se aceleran que es una barbaridad.

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