Semana Santa

El espíritu cuaresmal que debería de animar nuestros sentimientos y nuestras acciones

Lunes Santo, la Iglesia diocesana a través de sus Cofradías penitenciales y otras asociaciones pías se han movilizado durante la Cuaresma y en esta Semana Santa, que dio comienzo ayer Domingo de Ramos, el verdadero espíritu que debe de prevalecer durante estos días en los que Jesús Nazareno, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, instituyó la Eucaristía en la última Santa Cena y se Inmoló en el Calvario de una forma cruenta por nosotros y en presencia de María Santísima y san Juan Evangelista hasta su gloriosa Resurrección.

El espíritu cuaresmal que debería de animar nuestros sentimientos y nuestras acciones, es aquel que de forma elocuente resplandeció en los hechos y en las palabras del Señor en aquel triduo sacro de su vida mortal. No fue otro, que el espíritu de caridad, resplandor de esta virtud sobre todas las demás. Días de Semana Santa, días de caridad. Amor compasivo hacia la figura bendita de Cristo paciente y sufriente. Amor de caridad ante la sed de Cristo para esas otras figuras, no menos benditas, las de los pobres, desvalidos, enfermos, moribundos…

Las Hermandades y Cofradías han cumplido sus Reglas aprobadas por la autoridad eclesiástica, y por formar parte de la sociedad civil en donde desarrollan su apostolado, con la loable y plausible colaboración del Ayuntamiento y la Diputación de Almería, incluso la Junta de Andalucía, han podido llevar a puro y debido efecto actividades piadosas que han acercado a toda la ciudadanía, creyentes y no creyentes, a poder contemplar y conocer con las restricciones sanitarias, la esencia de la religiosidad popular católica, aquella que sustenta en condiciones normales nuestras piadosas estaciones de penitencia, camino de perfección, de santidad, expresión de amor a Dios.

Los actos litúrgicos de Semana Santa, inclusive la Misa Crismal, la visita a los Monumentos, la adoración de la Santa Cruz y el Oficio de Tinieblas el Sábado Santo, tienen un sabor comunitario ascético, de postración, con proyección de un estilo y modo trascendente, no una conmemoración histórica, ni para acomodarse vía Internet, por ser una realidad profunda de nuestra salvación, siguiendo el ritmo de las sucesivas aproximaciones a la palabra y mensaje de Dios en el Antiguo Testamento, y realización de esa Salvación en el Misterio Pascual de Cristo, donde se centra la acción y participación de la comunidad cofrade junto a toda la feligresía y demás movimientos apostólicos en los actos de la liturgia. Paz y Bien.

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