Utopías posibles

Señor Imbroda, no somos idiotas

No le creo tan inculto, por lo que más bien debe tratarse de un intento de manipulación o uso interesado del lenguaje

Aunque nos lo hagamos, o metamos la pata en alguna ocasión, no somos idiotas. Conocemos el significado de las palabras, y si lo desconocemos, buscamos en el diccionario. El lenguaje es el único arma de que disponemos las personas para construir la realidad, para ponernos de acuerdo sobre los significados y las intenciones. El lenguaje estructura el pensamiento, y puesto que considero que usted tampoco es idiota, creo que no puede ser un error. No le creo tan inculto, por lo que más bien debe tratarse de un intento de manipulación o uso interesado del lenguaje.

Le escucho hace unos días decir que la Consejería no va a trabajar nunca con centros privados, que son empresas muy respetables, que se autogestionan y no dependen en absoluto de fondos públicos… y que todo lo demás, es público. Es decir, está usted equiparando e igualando en todos los sentidos la enorme red de centros concertados a los centros estrictamente públicos. Usted ya lo sabrá, pero dice el Diccionario de la RAE que "privado" significa "que no es de propiedad pública o estatal, sino que pertenece a particulares". Lo privado depende de la titularidad, y no de dónde reciba el dinero. Un centro educativo montado por un grupo de personas, una empresa, o una congregación religiosa no puede considerarse nunca público. Otra cosa es que se trate de una empresa privada subvencionada totalmente por toda la ciudadanía. En este caso, lo que tienen es un "chollazo". ¿Qué pensaría la ciudadanía si a un amigo que monta un taller mecánico le buscamos la clientela y le pagamos con las arcas públicas? Nos llevaríamos las manos a la cabeza, ¿verdad? Pero en educación "es distinto". Es mucho más grave.

No sé si se trata de algo premeditado y organizado (no me extrañaría) o una simple coincidencia ideológica, pero escuché a su compañero de Salud, Jesús Aguirre, manifestarse en términos muy similares. Puestos a hablar de casualidades ¿es casual que usted sea propietario de uno de los centros privados de formación profesional más grandes de Andalucía? Yo creo que no.

Hay excelentes ejemplos de gestión pública, en países como Finlandia (donde la red privada es casi inexistente), y centros públicos españoles cuyo modelo podría ser extrapolable a todo el sistema, sin que amiguetes laicos o religiosos se llenen los bolsillos. Pero este no es el tema. La cuestión es que no intente manipularnos. No somos idiotas.

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