La ciudad y los días
Carlos Colón
Sinatra en la farmacia de la Alfalfa
días rojos
HAY días en los que preferiría quedarme en la cama hasta las doce. Pero ya sabes, en los tiempos que corren, uno debe dar gracias por mantener ciertos horarios estables y salir corriendo a la oficina. Confieso que muchos días quisiera quedarme en casa y no quitarme el pijama hasta las cinco, retenerte a mi lado y dedicarme a contar con calma cada uno de los lunares de tu cuerpo igual que un astrónomo escudriña con delectación el firmamento. Quedarnos enredados entre las sábanas a contemplar cómo sucede la vida en otra franja horaria, en ese espacio y tiempo inhóspito donde habitualmente no podemos estar. Vivimos condenados a observar la realidad de lunes a viernes desde el mismo punto vectorial. Así que míralo por el lado positivo, o si no por el negativo, tener un trabajo fijo es estar condenado casi siempre a no poder estar en otra parte. Donde quizá sí esté la vida que soñabas.
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