Mientras el mundo gira

Andrés Caparrós Martínez

Síes y Noes (I)

Estad alerta. Vienen a sembrar empatías o miedos, o mentiras; a comprar nuestro voto en nombre de una rara causa justa

Sí... ...a esa persona que hace de cada día una obra de arte. Pinta un cuadro por la mañana temprano cociendo un cazo de arroz para los gorriones. Usa el colador de plástico amarillo, sale al pequeño jardín y se detiene un momento para comprobar que los parroquianos están al tanto de la jugada cotidiana. Lo están, apostados y vigilando sobre las ramas de los árboles cercanos que el otoño ha desnudado. Satisfecha, se abriga el cuello con la mano izquierda y camina hacia el muro cuyo lomo ha convertido en comedero de pájaros. Con precisión y lentitud va trazando la gruesa raya de arroz cocido. Al terminar, por si algún gorrión dormilón se ha entretenido, aporrea el muro blanco con el cazo amarillo en un pregón que ya conoce bien el vecindario:

¡A desayunar!

Poco después, es un escándalo de vuelos y revuelos. Mañana tras mañana ella inventa esa fiesta para los pajarillos, y para quien tenga los ojos que hacen falta para sentir el encanto de las pequeñas cosas que se pueden hacer al amanecer, mientras el mundo gira.

No...

...a los tertulianos que venden su voz a la voz de un amo. Chalanes de un gran mercado abierto a los ojos y los oídos del mundo, venden su libertad por un plato de lentejas y oropeles. Todo su reino por un caballo sobre el que parecer jinete o amazona de inteligencia preclara, látigo de los malvados enemigos del emperador que les paga y los ampara. Pobre gente con hechura de sicario, o de veleta. ¿Dónde fue, en qué batalla se rindieron entregando las armas de su criterio propio, cual la promesa seductora, de qué nivel la canonjía?

Estad alerta. Vienen a sembrar empatías, o miedos, o mentiras; a comprar con todo eso nuestro voto en nombre de una rara causa justa, la que a su señor conviene, pero que tal vez, a nosotros, nos inquieta y esclaviza, mientras el mundo gira.

Sí...

a quienes saben administrar sus silencios y sus palabras. Es mejor callar que incorporarse a un coro insoportable y prescindible donde nadie deshecha las frases hechas.

Huyamos de la vulgaridad, estemos atentos a los inteligentes cuyas opiniones nos animan a indagar y poner a prueba nuestra receptividad y capacidad de análisis.

No...

al rechazo de la madurez como si fuera algo vergonzoso que hay que ocultar como una deshonra. Mala idea el recurso y la costumbre del bisturí y botox que a todos asemeja e identifica como individuos de una extraña tribu, colonia de extraterrestres.

Síes y noes en un entretenimiento que, en el borde de la cama, me lleva al sueño mientras el mundo gira.

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