Recordando la prosa de Ramón Muntaner, que ponía de manifiesto la falta de acuerdos entre los reyes de España, hay que decir que, concretamente Castilla, en contra del viejo mito, no impulso ningún ideal nacional ni imperialista, ni dirigió la unificación de la política moderna, concepto este que está muy lejos de la realidad; la política se barajaba mediante una serie de alianzas matrimoniales, lo cual no impidió que existiera un sentimiento común y buen ejemplo de ello lo dio la conquista de granada, que dejo de ser una cuestión interna para convertirse en un asunto de Estado, donde se unían fuerzas hacia causas comunes; desde este punto de vista Castilla apoyo la política Catalano-Aragonesa o el descubrimiento de América, una empresa llevada a cabo por los Reyes Católicos y más tarde seguida por Carlos V y su hijo Felipe II, y aunque Castilla no paralizo los centros reguladores de los demás pueblos, inhibiendoles la conciencia histórica, ni les hecho encima la idea de un unitarismo conquistador, ni catolizador del mundo como pensaban algunos, entre ellos D. Miguel de Unamuno; por lo tanto Castilla no impulso el ideal de nación, ni en aquel momento encabezo el dominio de los demás Reinos de la península; por lo tanto, una vez más ese mito, respondería en realidad, más bien a una derrota de Castilla, y aunque la idea de España se ha asociado con la meseta castellana, fueron los Austrias los que diseñaron una política centralista. Desde siempre, y en los tiempos que corren, por cierto bastante convulsos, se ha asociado la idea de Castilla como representante de la centralidad del Estado Español, esto es falso. No hubo decadencia política, ni revoluciones, ni imposiciones foráneas, el compromiso de Caspe y la entronización de la Dinastía de los Trasmatara de Castilla, ni tampoco una presión ficticia que se le atribuyo a Reyes como: Jaime II, Alfonso IV o Pedro IV sobre el Principado; valga el ejemplo de Alfonso V, que paso los últimos veintiocho años en la Corte de Nápoles, circunstancias que la oligarquía catalana aprovecho para seguir arrancando cesiones políticas y obligar al Rey a rectificar y conceder prebendas políticas a las clases de Barcelona. En definitiva han pasado siglos sobre estas fechas, y a día de hoy se sigue oyendo "España nos roba", o expresidentes de la Generalidad procesados o reclamados por la justicia española, o el libertinaje democrático, o los desacuerdos de gobierno; en fin, lo que llama la atención, es que todo está dentro de la democracia.

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