Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Cuidar plantas
Nos guste o no, le encontremos sentido o simplemente nos quejemos durante las primeras horas y luego nos adaptemos sin más a la nueva rutina, ayer domingo, a las dos de la madrugada hubo que adelantar los relojes a las tres, en cumplimiento de la Directiva Comunitaria que rige el denominado cambio de hora y que afecta a todos lo países miembros de la Unión Europea. O no, porque la mayoría de los dispositivos inteligentes ya lo hacen de forma automática. Según cada cual, más allá de si estos cambios (marzo y octubre) favorecen o no el ahorro energético, sí puede tener un impacto en nuestra salud. El cambio horario no convence a todos. Desequilibra ese reloj interno (el biológico) aunque no lo notemos mucho, que no hay duda, puede tardar varios días en reajustarse. Estos cambios de hora comenzaron a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo. La medida tiene efectos positivos sobre las comunicaciones, el turismo o los modos de vida europeos, aunque sigue sin convencer.
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