Como es habitual, el segundo día hábil del mes se publicaron los datos de paro y afiliaciones a la Seguridad Social. Hubo alegría incluso entre nosotros, la única provincia en la que subió el paro. La singularidad almeriense, que empuja el desempleo al alza en verano y a la baja en otoño. Esa alegría no se ve matizada por lo que sucede, por ejemplo, en otras economías occidentales. Al tiempo que conocimos los datos de nuestro mercado laboral, la noticia en esos otros países era que las empresas están ofreciendo beneficios y más salarios en un intento de atraer trabajadores. Resulta que las empresas están reabriendo al mismo tiempo y requieren trabajadores también al mismo tiempo. No es nuestro caso. Cuando recuperemos el empleo perdido por la pandemia tendremos que terminar con el destruido en la crisis de 2018.

Lo bueno es que aunque en Almería subió el paro, fue el menor incremento en cuatro años. La recuperación, por tanto, parece tomar impulso, gracias a la flexibilización de las restricciones de movilidad y el avance de la vacunación.

Pensemos, por hacer un símil, que la pelota que cae con más fuerza es la que con más fuerza rebota. ¿Qué recuperación es mejor, la de una economía que sube el 2% o la de una que sube el 4%? Si la del 2% solo se redujo en medio punto y la del 4% se contrajo en once, es preferible la primera. Por ello, cuando oigo hablar de momentos históricos, recuerdo el proverbio judío: la mitad de la verdad es una mentira completa. Nuestra verdad es que partimos de peor situación. No obstante, dejemos que pase el verano, ya nos preocuparemos en invierno. En Almería, donde el paro creció en 481 personas, la afiliación a la Seguridad Social se redujo en 533, el mejor dato de este mes en 10 años. Con ello, se han recuperado todos los cotizantes perdidos durante la pandemia. Bien es cierto que aún restan 3.766 almerienses en ERTEs y 5.720 autónomos percibiendo la prestación. Si el de trabajadores en ERTEs es la cifra más baja desde octubre, la de autónomos resulta la más alta desde septiembre. La baja de un autónomo es la baja de una empresa, si a ello le unimos que los concursos de acreedores, disparados en abril en toda España un 1.000% respecto a abril de 2020, y que está vigente la moratoria hasta fin de año, concluiremos que hay motivos para ser optimistas pero sin perder de vista las nubes que aún ensombrece nuestro mercado laboral.

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