La desfachatez y déspota imposición del independentismo catalán vivido esta semana, otra vez, en dos lugares y momentos diferentes, me trajo a la memoria una de estas frases que das lectura un día y se te quedan en la memoria, sin saber por qué. Es de un literato italiano por adopción, Arturo Graf, y la primera vez que la leí, hace ya unos cuantos años, lo hice como "il sapere e la ragione parlano, ma l´ignoranza e il torto urlano". Traducido al común, "el saber y la razón hablan, la ignorancia y el error gritan". Lo paradójico de esto sucedido es la manga ancha permitida a las chiquilladas de estos señores, con pelos en bigote y piernas, a las trágalas estúpidas que nos pretenden imponer al resto, permitiéndoseles cantar en mitad de un evento oficial en Washington y marchándose del mismo, sin más, porque las palabras del embajador de su país no les gusta. Pero, a pesar de ello, luego reclaman democracia. Consejos doy que para mí no tengo, o no quiero. Y si no, analicemos el segundo episodio, no solo un desplante de los Reyes en tierras del extinto Bully, con ocasión de los premios Princesa de Girona, sino también a la negativa de ceder un lugar público para celebrarlos, siendo los dueños del Celler de Can Roca los que ayudaron a tal fin. Pero estamos tontos, o aquí qué pasa. Que se vengan a premiar a Almería, premios Princesa de Almería, y le hacemos la alfombra de tomate rojo seco por todo el Paseo si hace falta, carajo. Si usted, señor lector, es razonable, amo de un mínimo de coherencia y huérfano de cualquier fanatismo, conseguirá ver la realidad de forma objetiva, pudiendo comprobar que no puede consentirse ese "mundo al revés" que pretenden imponer algunos desde Cataluña, queriendo hacernos partícipes al resto de españoles de un ideario y actitud infantiloide. Desprendámonos de ese rancio victimismo del que gusta regodearse a los independentistas, del ofidio manto cosido por "els segadors", cegados por la rabia y la intransigencia hacia un Estado español que calumnian falsamente de opresor, ya que son esos radicales catalanes los verdaderos opresores, los que ignorantemente gritan a sus propios compatriotas, a esos que no comulgan con su discurso excluyente y absolutista, a los que sí saben y razonan al hablar. Nunca debe perderse la esperanza. Pero en Cataluña, hoy por hoy, y visto lo visto, la cosa sigue sin pintar demasiado bien. ¿Sánchez lo arreglará?

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