Comunicación (im)pertinente

Francisco García Marcos

Símbolos equivocados

Los símbolos desempeñan un papel fundamental en la comunicación y, por consiguiente, en la articulación de la propia vida social. Como representación perceptible de una idea, comportan una enorme capacidad aglutinadora que actúa de forma inminente. Son un chispazo rápido que provoca firmes sentimientos de adhesión. No hay, por tanto, casualidad en la elección de los símbolos, sino más bien todo lo contrario, lo que tampoco significa que siempre se acierte en su elección o que, a veces, denoten un trasfondo poco halagüeño. Para ambientar la llegada de Xavi Hernández a su banquillo, el F. C. Barcelona lanzó un eslogan cargado de evocaciones simbólicas, "Xavi, pit i collons" ("Xavi, pecho y cojones"). Se supone que, mediante esa llamada a la heroicidad, se pretendía enardecer a la deprimida afición barcelonista, con una promesa espartana en el horizonte inmediato. Sin ni tan siquiera contextualizarla, algo falla en la proclama barcelonista. No se comprende bien la relación causal entre el pecho, la fuerza de voluntad y el fútbol. No la hay. Es una fórmula importada de otro deporte, del balonmano más en concreto. En este sí que el pecho desempeña una función determinante en las acciones defensivas. Es, precisamente, lo que discrimina las malas de las buenas defensas, las acciones que terminan en exclusión (cuando intervienen otras partes del cuerpo) de las que aseguran un bloque infranqueable, un muro como de hecho recoge el tecnolecto del balonmano. Las fuerza y el empuje (los "collons") son los que garantizan superar a las defensas rivales, duras y contundentes, como corresponde a un deporte de intenso contacto. Nada de eso tiene mucho sentido en el caso del fútbol. Una primera grieta comunicativa, nada tranquilizadora, aparecía en el mensaje de recepción de Xavi. No era la única. Esa había sido la divisa histórica del B.M Granollers, club que, lejos de ser un vecino del FC Barcelona, ha representado su antítesis deportiva y cultural. Modesto, laborioso, constante, arraigado en las dos comarcas del Vallés, con un trabajo infatigable de cantera, el Granollers sigue siendo un referente histórico del balonmano, dentro y fuera de España. El prestigio de ese club es tan grande que hace tiempo que lo convirtió directamente en una institución. En su página web, en la versión en catalán, sigue figurando como Balonmano Granollers. No ha modificado su nombre, sin necesidad de ser sospechoso de nada. Está por encima del bien y del mal, incluso de la política lingüística. De manera que su rivalidad con el club capitalino, además de inevitable, por momentos se diría que ha sido también necesaria. Granollers ha encarnado la esencia del deporte frente al mercadeo ciego de su eterno rival. Que el Barça recurra a la enseña emblemática de uno de sus más arraigados rivales no deja de ser un indicio comunicativo de la magnitud del naufragio que está viviendo. Ha llegado a un grado de asfixia tan grande que hasta toma, en un gesto desesperado, la icnografía prestada.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios