Situaciones imposibles

No todos los problemas tienen solución y hay que andarse con cuidado en el momento de plantear situaciones problemáticas

Qué hacer cuando las situaciones son muy complejas? Son muchos los problemas que se pueden presentar en todos los ámbitos. Cojamos a unos jugadores de ajedrez. Los dos enfrentados. Puede haber un movimiento maestro que consiga desbrozar la situación y dar jaque mate. O tal vez ninguno de los dos dé con la tecla y tengan que firmar tablas. En este caso, los dos jugadores son igualmente "culpables" de no encontrar la solución. Hay también otros momentos diferentes, como por ejemplo, los alumnos o los opositores que se enfrentan a un examen. Hay exámenes fáciles, exámenes difíciles, exámenes condenadamente difíciles y, en opinión de los examinandos, imposibles. En este último caso, llueven las quejas contra los examinadores. Supongamos, por ejemplo,que pregunten qué pasaría si un proyectil totalmente infalible cayera sobre una guarnición absolutamente inexpugnable. Ante tal cuestión, todos suspenderían porque el problema es insoluble al tener unas premisas incompatibles. En este caso, habría que culpar al examinador, claro, y tal vez suspenderlo a él. No todos los problemas tienen solución y hay que andarse con cuidado en el momento de plantear situaciones problemáticas para que otros les den solución; no siempre podemos aceptar que nos digan "ahí tenéis el asunto; ustedes lo deben solucionar". Viene todo esto a cuento de un mantra que se repite una y otra vez en las tertulias de radio o televisión referentes a la actual situación de incapacidad de pactos entre fuerzas políticas: "los electores les han dicho que tienen ustedes que entenderse y pactar. Por tanto apáñenselas como puedan, pero resuelvan el conflicto". No tengo muy claro que ese sea exactamente el mensaje de los electores. Es, a lo sumo, una interpretación de los que leen los resultados totales. Pero ¿qué piensan los electores en su individualidad? Si es el voto el que hay que tomar como referencia, cada elector quiere que gobierne aquel o aquellos a los que vota. Y a lo sumo, pueden marcar en conjunto alguna tendencia. Pero lo más curioso es que son esas tendencias las que plantean situaciones imposibles. Casi todas las aproximaciones a formar una mayoría encuentran líneas rojas. Son, sencillamente, unas premisas incompatibles, parecidas al proyectil y la guarnición. ¿Quién tiene, en este caso, la responsabilidad de la situación? ¿Los que ponen el examen o los que tienen que resolver los problemas? ¿Todos?

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