La cuarta pared

Sombras con el flexo

"Haciendo sombras en la pared con cualquier objeto, conseguía asustarse a si mismo"

Un joven Steven Spielberg de apenas 5 años dirigió su primera obra ayudado por el flexo de su habitación. Se percató de que, haciendo sombras en la pared con cualquier objeto o con sus propias manos, conseguía asustarse a sí mismo y eso le emocionaba enormemente. Es curioso cómo este joven director comenzó gracias a la acción más compleja y sublime de cualquier arte: transmitir emociones. Pronto empezaría a preparar funciones para sus hermanas y aquí fue cuando descubrió que lo que realmente le apasionaba era provocar reacciones en ellas. Desde risas y diversión hasta incluso miedo y espanto. Le asombraba ver cómo, a través de la imagen, podía contar historias que influyeran en el espectador de una manera tan inmediata. A partir de aquí, comenzó a curiosear y profundizar en cualquier tipo de narración visual que se le ocurriese, desde aprovechar el humo de un cigarrillo para hacer una transición entre planos, hasta contar de manera muy gráfica cómo se marchaba uno de sus protagonistas subido a un coche simplemente abriendo el plano de su antigua cámara amateur.

Pronto se daría cuenta de que su pasión podía convertirse en una profesión, y para rodearse de un ambiente enriquecedor en el tema, decide mudarse a Los Ángeles, donde se sitúan los grandes estudios de cine y televisión. Consiguió colarse en los platós del estudio Universal al ser confundido por el hijo de un famoso productor. Y pese a gozar de cierta habilidad para narrar y conocer algunas premisas importantes de la industria, desconocía cómo poder escalar hasta producir una gran obra cinematográfica. Su pasión era dirigir, pero en ningún caso podría hacerlo él solo, necesitaba actores, cámaras, guionistas y sobre todo gente que confiara en él. Para tener su gran oportunidad, tendría que aprender otras habilidades muy alejadas del mundo cinematográfico.

Es casi un tópico plantear que en las carreras universitarias no te forman para emprender. Que las escuelas de cine no te enseñan a hacer contactos y que, en las facultades de arquitectura no te muestran cómo ser un profesional independiente. Necesitamos emplear mucho tiempo y esfuerzo en adquirir una base de conocimientos que nos permita desarrollar nuestra profesión. Es tan grande el abanico de aspectos que entran en juego a la hora de desarrollar un largometraje o construir un edificio que, desgraciadamente, queda muy atrás el divertido juego de hacer sombras con el flexo.

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