Ala vista de todo cuanto está aconteciendo a nivel internacional y nacional, hemos de decir, que en momentos de grandes turbulencias económicas y tribulaciones sociales, un país unido constitucionalmente a principios o valores de naturaleza ética o moral de Derecho Natural, podrá sobrevivir y salir esperanzadoramente de una situación tan dramática como la que estamos atravesando o, por el contrario, nos llevará metafóricamente al "suicidio político" por la falta de criterios objetivos y racionales que aúnen esfuerzos, no sesgados ni parciales, basados en los intereses generales y sociales de toda la sociedad civil como comunidad nacional.
Cuando a nivel de gobernanza y gestión pública se elaboran y aprueban normas políticas no consensuadas a nivel parlamentario en concurrencia con el sentir general en la sociedad, en donde no se respeta y promueve la dignidad y los derechos humanos y las libertades fundamentales, en donde un solo poder político asimétrico y nada transparente, no solo invade esferas de la vida social y de la vida personal que no les son propias, no atendiendo y no teniendo en cuenta las peticiones de los ciudadanos, sino que también quiere manejar a su antojo ideológico a los medios de comunicación social e Internet, "sin periodismo no existe la democracia", nos abocará a una sociedad cada vez menos libre y a un país que perderá toda credibilidad en sus relaciones internacionales como acaba de acontecer en la elección de una española como presidenta del Eurogrupo.
Si importante es la Justicia Social desde el ámbito de la racionalidad científica, jurídica y antropológica, en cuanto al desarrollo de las potencialidades del tejido empresarial y mayores expectativas de empleabilidad ocupacional con armónicas leyes para todo el territorio nacional a nivel fiscal, tributario y laboral, más importante aún es poder acrecentar emocionalmente una sociedad libre, activa, consciente y cohesionada sin dogmas y consignas ideológicas, que respete asuntos, "iuris et de iure, como son la unidad de España, la libertad de educación, la libertad de conciencia, el derecho a la vida y a la familia y la dignidad de la persona.
Cómo no se reconduzca el paradigma político actual al que estamos abocados, buscando en la verdad en medio de razón, nuestra querida España no solo dejará atrás a todas las víctimas del terrorismo y de la Covid-19, sino que nos abocará con el peculio de todos los españoles al desencanto social y político.
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