Estimados y apreciados lectores del Diario de Almería, avanza calurosamente los meses, el tiempo ni el espacio no dan tregua para la reflexión y la meditación política a nivel nacional en concatenación con el resto del asimétrico y plurinacional país en cuanto a la gestión y gobernanza, intentando estratégicamente los inquilinos de la Carrera de San Jerónimo agotar todos plazos constitucionales para ver sí por cansinas y tediosas actitudes mediáticas se produce una metafórica conversión de involución patriótica en favor de finiquitar la España constitucional.
Me pregunto y les pregunto a ustedes, realmente ¿sus señorías de las Cámaras Baja y Alta se encuentran preocupados por la situación política de España? No. Y menos en estos meses de asueto vacacional. Ahora resulta, que la forma de interpelaciones parlamentarias es a través de las redes sociales, especialmente, el twitter, en donde se dejan caer con malicia, frivolidad y nula escasez de belleza literaria por ignorancia, todos los improperios para seguir justificando su narcisismo ego en su privilegiado "status quo" parlamentario.
Todo el santo día y noche en todas las tertulias opinando unos y otros, y los demás también, sí permitir o no la investidura, como sí estuviesen jugándose al parchís el presente y futuro de España en concatenación con quienes sí desean de forma pública, fehaciente y notoria como Bildu, PdCat, ERC, PNV y algunos otros populistas pedantes que van con el paso cambiado, que España "les roba", han convertido a España a nivel político en un teatro surrealista plomizo, que ni el propio Buñuel entendería tanta y profunda deficiencia.
Mi querida España, no saben lo que quieren sus señorías, o mejor dicho sí saben lo que quieren algunos, dejar que España se vaya empobreciendo poco a poco, para que una vez que se encuentre sin las constantes vitales de su Historia, entre la "uci balcanizada", y poder suscribir en el Boletín Oficial del Estado los reales decretos necesarios para llevar a puro y debido efecto la cesión de las competencias propias y exclusivas del Estado de Derecho en diversas regiones autónomas, y cuyo resultado sería la aniquilación de España conforme se define políticamente y jurídicamente en la Constitución Española de 1978. En fin, sigamos disfrutando del "panem et circienses". Algún día, no muy lejano, sollozaremos no poder recuperar la normalidad constitucional.
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