La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Susana está contrariada

Sánchez mete en su equipo a los enemigos de Susana Díaz y tras llegar al Gobierno con 84 diputados, menos que en 2015

La designación de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis como delegado del Gobierno en Andalucía culmina -de momento- el chaparrón de malas noticias que ha recibido Susana Díaz desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa. La peor de todas fue la propia investidura del flamante presidente, quién la protagonizó y cómo.

Rebobinemos. Pedro Sánchez no sólo es el enemigo político principal de Susana -los de otros partidos son únicamente adversarios, como aclaró Churchill a un joven y novato correligionario-, sino el muchacho insolente que se rebeló contra su papel de marioneta, tuvo que ser apartado de la secretaría general del PSOE, resucitó cuando todos lo daban por muerto, la derrotó gracias al voto de los militantes de base y ha alcanzado el poder que ella acarició como su próximo destino.

Demasiadas razones como para que Susana Díaz esté contenta con la presidencia de Sánchez. Toda la actuación de la presidenta de la Junta en la interminable crisis socialista se sustentó en el criterio que hizo público desde que se contaron las papeletas de las elecciones de 2015: no se puede gobernar con 90 diputados de 350 (criterio confirmado tras las elecciones de 2016: menos aún es posible con 84 diputados) y no se puede compensar la minoría electoral pactando con los partidarios de derribar el orden constitucional para desalojar a quien consiguió la mayoría parlamentaria relativa. Aunque sea Mariano Rajoy...

Contrariada por la gestación y el éxito de la moción de censura de su compañero-rival, Susana ha sido inmediatamente golpeada por la política de nombramientos del presidente Sánchez. Ha puesto como número dos de su Gobierno a Carmen Calvo, que mantiene una ya antigua enemistad con Díaz; ha dado el potente Ministerio de Hacienda a María Jesús Montero, que es mucho menos de la confianza de la presidenta de la Junta que su posible relevo; ha colocado de ministro de Agricultura a Luis Planas, el único líder que se atrevió a desafiarla en unas primarias que se zanjaron por aclamación, y ha situado en la Delegación del Gobierno en Andalucía, a un tiro de piedra del Palacio de San Telmo, a Gómez de Celis, su máximo representante en la comunidad. Con doble misión: vigilar a Susana y ser el otro referente del socialismo en esta tierra. El favorito de Pedro.

Aún hay otra cosa en el Gobierno Sánchez más negativa para Susana Díaz. Afecta a su discurso político. Mañana lo vemos.

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