La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Susana, rehén de la ira primera

La realidad desmiente por ahora que la Junta sea presa de la ultraderecha, pero el PSOE mantiene su discurso

Ojalá llegue pronto el día en que el Gobierno andaluz surgido del 2-D deje de justificarse con la herencia recibida de la larguísima hegemonía socialista en la Junta y en que la oposición socialista deje de centrar su discurso en la denuncia de que PP y Ciudadanos son rehenes de la ultraderecha de Vox. Los dos se equivocan. Ahora, error por error, el de Susana Díaz y su equipo va a resultarle más estéril y dañino que el de Juanma Moreno y el suyo.

Por una razón: los gobernantes tienen el poder, pueden hacer cosas, manejan presupuestos multimillonarios. Además de acusar a sus predecesores de manipular las listas de espera sanitaria, frenar las prestaciones por dependencia o gestionar mal los fondos para empleo y los de renta mínima (creo que con exageración), también están en condiciones de mejorar la gestión criticada con planes de choque y programas parciales. Lo están haciendo, y de este modo se dan a sí mismos un baño de realismo. El cambio era esto: hacer cositas -como se aplicó Borbolla en sus años de presidente con estas mismas palabras- y no meter la pata. Sin utopías ni ensoñaciones.

La oposición de Susana, en cambio, aparte de la falta de costumbre, arrastra el hándicap de una primera reacción emocional e instintiva a la pérdida del poder que todavía no ha sido digerida con racionalidad y sentido común. Un poco en paralelo a la línea ridícula de Pablo Iglesias decretando la alerta antifascista, Susana Díaz construyó en aquellas noches luctuosas de diciembre un discurso unidimensional de trazo grueso y brocha gorda nacido de la ira coyuntural: los nuevos gobernantes serían inevitablemente rehenes de la ultraderecha.

Lo malo es que el tiempo pasa y el discurso del despecho y la desesperación se prolonga. No importa que el Gobierno mantenga las medidas y los recursos contra la violencia de género ni que se amplíen, incluso, los medios para cumplimentar la Ley de Memoria Histórica (las dos exigencias de Vox, que hasta amenaza con no votar los presupuestos de la Junta si no se derogan o alteran sustancialmente ambos programas). Los socialistas repiten la cantinela un día sí y otro también, en abierto desafío a la realidad. Rehenes de su ira primeriza de diciembre, se orientan hacia una oposición gestual e inútil. ¡Con la de cosas criticables que sí hace la Junta!

¿Acaso no ha visto, Susana, a aquel Padrino que recomienda: nunca odies a tus enemigos, afectará a tu juicio? ¿O a Borges: si los odias, eres de algún modo su esclavo?

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