NO hay nada mejor que un buen trancazo para pasar tu cumpleaños. Pocas opciones te quedan un domingo por la tarde, salvo la siesta o entregarse a una maratón deportiva. La Copa Davis sería mi pasaporte hacia el mundo de los sueños. Verdasco… ¿quién demonios es ese tío? El que diga que sabía de su existencia antes del domingo miente. Cuatro horas de tenis son demasiadas para cualquiera, así que para cuando me quise dar cuenta me había dormido el set definitivo y aquellos cuatro desconocidos saltaban ya con una ensaladera en todo lo alto. Feliciano es el que más me sonaba, pero lo he visto más en el Hola! que en las noticias de deportes.

Intenté poner fin a aquello con una película, pero cuando volví a adormecerme opté por enchufar la Sexta, que tiene como una especie de Carrusel Deportivo pero en la tele. Aquellos pitidos me taladraban el cerebro con cada gol. Medio despierto asistí al tercer gol del Osasuna al Almería. No sé por qué pero todos sospechábamos que el Almería era el único capaz de sacar del pozo a los de Camacho.

Dos cabezadas más y de pronto el Barcelona en directo. Menos mal que no estaba el del tiki taka retransmitiendo porque si no mi dolor de cabeza podría haberse multiplicado por diez. Acabó el partido y emplazaron a los televidentes a ver en las noticias todos los resúmenes y goles de los partidos de Primera y Segunda. Por si no había tenido bastante más tarde hay un programa en el que se puede escuchar a Kiko forzando las eses y a Andújar Oliver diciendo cualquier cosa. Aquello era algo que ni bajo el efecto de las drogas estaba dispuesto a afrontar. Buenas noches y felicidades.