Técnicos como políticos

Tener grandes conocimientos de medicina no es, por sí mismo, ni suficiente ni indispensable para llevar a cabo una política sanitaria

N O es la primera vez que reflexiono en torno a las relaciones entre los políticos y los técnicos, sobre cuáles deben ser las interacciones y, por supuesto, la preeminencia. Y tampoco es la primera vez que escribo sobre el asunto. Me viene el tema otra vez porque al parecer, y a la luz de las críticas a los nuevos nombramientos ministeriales, parece ser que es una condición indispensable ser un experto en la materia para poder desempeñar de manera positiva la acción ministerial. En concreto, se criticó el nombramiento como ministra de sanidad de una persona que no es médica, y que sustituye a un anterior ministro de sanidad que tampoco era médico. ¿" Cómo se les ocurre", dicen los críticos? ¿No sería mejor que fuera alguien de la profesión? Creo que a nadie le amargaría el dulce de encontrar en el mundo sanitario quien tenga la cualidad de poder hacer buenos planteamientos políticos y también atesorara profundos conocimientos en el campo de la medicina, pongamos por caso. Pero tener grande tener buenos conocimientos de medicina no es, por sí mismo, ni suficiente ni indispensable para llevar a cabo una política sanitaria s conocimientos de medicina no es, por sí mismo, ni suficiente ni indispensable para llevar a cabo una política sanitaria. La política sanitaria va más allá de la aplicación de técnicas médicas. Una y otra tienen como objeto material: la salud (que dirían los escolásticos) pero difieren en su objeto formal. Lo mismo sucede en todas las actividades donde se imbrican la política y otras actividades concretas. Como observamos también, por ejemplo, en el caso de los jueces. Si aplicamos a estos últimos el mismo razonamiento tendríamos que preguntar cómo es posible que dictamine un juez, que no es un arquitecto urbanista, en esos enormes embrollos asociados con los casos de corrupción; o sin ser economistas, tener la responsabilidad de juzgar los casos de evasión de capitales, o sin ser técnico de hacienda condenar a aquellos que defraudan al estado. Volviendo al tema de los políticos, tendríamos que decir que, sirviéndose de los recursos que le puedan proporcionar los técnicos, incluyendo posibles alternativas, deben tomar decisiones de acuerdo con sus programas electorales, con sus planteamientos en torno a lo que consideran mejor para la sociedad. En sus determinaciones no se incluyen solamente aspectos técnicos; también entra en juego el tema de los valores, de las preferencias referidas, entre otras cosas a las consecuencias para el cuerpo social de las medidas adoptadas. Vamos, de lo que algunos llaman, despectivamente "ideologías".

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