He pensado analizar a alguien que haya alternando teletrabajo y trabajo presencial. Lo he encontrado: yo. Mira que llevaba más de un año pidiendo que se me activara la oficina desde el portátil, pero no era posible. Ha hecho falta una pandemia. En este estado de alarma, he trabajado sentado en la cama (un error para la región lumbar), en la mesa del comedor con el sol iluminando la pantalla a ver si me quedaba ciego, en el suelo porque estaba más cerca del router; o con el de Amazon tirando la casa abajo al llamar al timbre. ¿Hay alguien en casa? ¿Cómo no lo va a haber, señor de Amazon, si estamos confinados?

¿Qué he aprendido? De entrada los nombres de los ganadores. Las crisis, como bien sabemos, dejan ganadores y perdedores. Un día, nuestros dirigentes a derecha e izquierda se darán cuenta de que la expresión "no dejaremos a nadie atrás" contribuye a que, sin querer, nuestra mente repase quien queda atrás, nos demos cuenta de que estamos en ese grupo y nos crispemos un poco más. Los nombres de los ganadores no son Netflix o Amazon. Son compañías como Citrix que se ha forrado con licencias para acceder desde el portátil a la Oficina; Zoom, Circuit y el resto de aplicaciones para videoconferencia. De paso, aprendí que hay que levantar el portátil -poned debajo libros, que total ya son historia pasada- porque mirando hacia abajo te sale papada. Hay perdedores. En Educación, los alumnos que no tenían portátil, que estaba siendo arrinconado por el móvil. Leí hace poco que el precio de los ordenadores había subido mñas de un 20%. Por ello el leasing o renting de equipos está en el lado de los ganadores. El teletrabajo, idea brillante combinada con trabajo presencial, tiene sin embargo mala prensa. Especialmente si lo hacen funcionarios. Hace días escuché opiniones sobre que eso haría más lento todo porque a ver cuándo les atendían en la oficina. Este es el problema. Pensar que la atención tiene que ser yendo al lugar, cuando debería ir el lugar a ti. ¿No existe la sede electrónica? ¿No contamos con la experiencia de Organismos como el SEPE a quienes se solicitaba cita previa y llamaban ellos para tramitar lo que fuera por teléfono? El presencialismo, dar más importancia a estar que a hacer, ha salido del confinamiento, pero imaginen que finalizado el estado de alarma, ahorramos licencias de teletrabajo, controlamos que el personal no desayune mucho, y deshacemos lo aprendido. Si hubiera un rebrote y se cerrara, por ejemplo, Almería, habría que empezar otra vez de cero. Pero, capaces somos, ya verán.

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