Semillas en el desierto

María Moreno

Tentativas de vuelo

Por eso este mensaje a nuestro ministro de Cultura: Uribes, si no vas a hacer nada útil, échate a un lado o pide consejo a Guirao

Lo peor de dedicarse a esto del arte no es la mueca de extrañeza en la cara de un desconocido cuando te preguntan por tu profesión, no es luchar contra el estereotipo manido de que tienes que ser un bohemio, un vividor, (o un intelectual que solo habla sobre Nietzsche y la profundidad del ser), o que no te tomen en serio. No es el enfrentarse todo el tiempo con el juicio ajeno cuando expones tu obra y, por ende, a ti mismo.

Lo peor es ser consciente de que cada día alguien de este gremio se queda por el camino. De que un poema, una canción o una escultura nunca saldrá a la luz, porque hay un artista que ha dejado de crear o, peor aún, ni siquiera se ha dado la oportunidad de determinarse en la creación. Hay alguien que ha decidido ser profesor -sin ninguna vocación- o se ha puesto a vender seguros para buscar una mejor estabilidad económica

Son actores, bailarines, poetas, pintores, escultores, diseñadores o músicos que se han cansado de que la gente no les tenga en consideración, de que no tomen en serio su oficio y de la precariedad laboral.

Ese concierto no es tan caro, si tienes en cuenta que hay cinco personas que están invirtiendo su tiempo y su esfuerzo en llevarlo a cabo. Ese espectáculo de danza es bastante económico si consideras que los bailarines han estado trabajando un mes para que tú puedas disfrutar durante una hora.

Comprar una pintura en cualquier galería de la ciudad, puede costar lo mismo que un fin de semana de cervezas. Los precios de los cuadros son más asequibles de lo que la gente se cree.

Puede que vengan "malos tiempos para la lírica", porque todos sabemos que el sector cultural es uno de los más vulnerables en períodos de crisis.

Por eso este mensaje, a nuestro ministro de cultura: Uribes, si no vas a hacer nada útil, échate a un lado o al menos pide consejo a Guirao. A los colegas de profesión: ánimo y paciencia. No hay que tener miedo.

Al resto del mundo, aprendamos a respetar a la gente que se deja la piel en un trabajo tan difícil, a dar el valor que merecen el arte y la cultura dignificando este oficio maltratado.

Al fin y al cabo, si no fuera gracias a la creatividad en todas sus formas, este encierro sería insufrible para todos nosotros. Piénsalo.

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