República de las Letras

Tercer año de pandemia

La pandemia no solo ha detenido la economía, sino que ha detenido todo el progreso mundial

Comenzamos el tercer año de pandemia. Esperemos que sea el año en que se acabe. Por la cuenta que le trae al sistema, ya pondrán los medios para que esto no se alargue, pues otra ola como esta de ómicron sería un desastre para la economía mundial. Ya hemos visto cómo en Sudáfrica han dominado al virus. Es un país que sirve de puente económico entre todos los continentes, así que se han puesto las pilas. Como en China, donde un último brote ha provocado confinamientos masivos. Ahí no se andan con tonterías políticas o electorales como aquí: hacen lo que haya que hacer y punto. Siempre, eso sí, con la economía como referente, no la salud de la gente. Igual que aquí. La pandemia no solo ha detenido la economía, sino que ha detenido todo el progreso mundial. Y ha detenido la evolución política del mundo civilizado, una vez que se ha sacudido la ignominia de Trump. Porque queda Putin, ese nuevo zar ruso. Queda mucho por hacer.

Durante estos años pandémicos hemos visto imbecilidades varias del ser humano. Desde los antivacunas, que ahora han ido cayendo como conejos ante ómicron, hasta los terraplanistas, el súmmum de la tontería. Han salido personajes famosos a apoyar la tesis conspiranoica del coronavirus, sin explicar nunca de dónde sacaban sus secretas informaciones pseudocientíficas. De todo tiene que haber siempre, pues, como dijo aquel torero cuando se enteró de que Ortega y Gasset era un filósofo que se dedicaba a pensar: "Hay gente pa tó". Pero eso sería lo de menos. Lo malo es que hay gente que se lo cree y todavía hoy, a pesar de las evidencias que muestran las televisiones a diario, se niegan a vacunarse y tampoco vacunan a sus hijos. Hay veces que el Estado debería asumir la potestad de los padres irresponsables. Las vacunas ya deberían ser obligatorias para todo, para trabajar, para realizar trámites, para contratar… No solo para entrar en los bares, pues eso es secundario.

Y en cuanto al contingente necesario para combatir la pandemia con eficacia y rapidez, me parece ridículo el llamamiento de la Junta de Andalucía a la incorporación de sanitarios jubilados. Qué cobardes son los políticos. Habiendo todo un ejército ahí disponible, con su infraestructura, su logística y su preparación técnica y científica, no sé que hace que no lo movilizan en esta guerra contra el virus. Para reír por no llorar.

En fin, que este sea el año de la derrota del virus.

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