El medio y el ambiente

Ignacio flores

Tetas y sopas, no

O nos olvidamos de la Antártida o pensamos en vivir de otra forma más serena, sin tantas ansias de tener y tirar

Según informa el CSIC, científicos del Instituto de Ciencias del Mar y del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, pertenecientes ambos a dicho organismo, han publicado los resultados de un trabajo realizado durante varias campañas a bordo del rompehielos alemán Polarstern en la Antártida, bajo la dirección del Prof. Enrique Isla, con la colaboración del Instituto alemán Alfred Wegener de Bremehaven. Las conclusiones son concretas, concisas y claras: en la Antártida hay contaminación preocupante.

En el fondo de la Antártida hay toxicidad celular producida por compuestos de origen antropogénico. Siempre el "ser humano". Los extractos de sedimento con mayor respuesta citotóxica coinciden con los lugares que tienen mayor presencia humana, como la Península Antártica, pero resulta que están a más de 1.000 metros de profundidad. Y a esas profundidades a ver cómo y cuándo va a degradarse. "Su destino es acumularse en el fondo marino antártico, donde viven muchos organismos", comentan en el CSIC. Pero es que, además, "los investigadores encuentran similitudes de las zonas con más impacto de la Antártida con algunas regiones costeras del Mediterráneo". "Aunque no están determinados exactamente los causantes de la contaminación, dado el tráfico marítimo de estas zonas, una gran parte de los compuestos responsables de la toxicidad podría ser hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAH), que proceden de la combustión incompleta de materia orgánica, como la que puede ocurrir en incineradores o motores de barco".Las causas últimas, son siempre las mismas: la disminución de costes del transporte, el aumento de los beneficios empresariales, pero también las impuestas por la sociedad: el consumismo, el querer comprar barato a toda costa, sin analizar las condiciones de producción, y sin querer saber los costes añadidos de esas compras, como el transporte con energías convencionales a base de hidrocarburos bastante contaminantes. Si eso no lo analizamos, es en parte porque no queremos ver que tetas y sopas, no puede ser. O nos olvidamos de la Antártida, del krill, y de la mayor reserva de agua dulce del mundo, como hemos hecho con tantos parajes en todo el mundo (¡hasta hay una encíclica sobre el tema!), o pensamos en vivir de otra forma más serena, sin tantas ansias de tener ni de tirar y, "simultáneamente y a la vez" que decía un amigo mío, vamos pensando qué hacemos con los barcos, porque con pilas "de transistor" no pueden circular. Igual deberían producir su propia electricidad in situ, lógicamente, con sus propios generadores.

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