La cuarta pared

The line

170 km de longitud, 500 metros de altura, sin calles y 9 millones de habitantes en medio del desierto

La verdad es que ya nada nos sorprende… o casi. Desde mis primeros años en la escuela de arquitectura he tenido contacto con proyectos que podríamos denominar utópicos o experimentales. Más próximos en muchos casos al mundo de la filosofía, estos proyectos han sido un hervidero y germen intelectual de una gran parte de la arquitectura edificada siglos después, por lo que su valor trasciende del hecho empírico que en una primera instancia pudiera parecer el evidente, que no es otro que la materialización.

Los proyectos del arquitecto ilustrado Étienne-Louis Boullée, son un buen ejemplo de ello. Para Boullée, había una clara distinción entre el concepto de arquitectura, ligado a la inspiración creativa y el concepto de construcción directamente relacionado con los procedimientos mecánicos para materializar esas ideas. Por ello sus colosales proyectos como el Cenotafio de Newton o su Biblioteca Nacional, del todo irrealizables para su época, jamás fueron proyectados para ser construidos. Sin embargo, su influencia en la arquitectura y el urbanismo del siglo XX es indiscutible, sobre todo en el periodo de los grandes regímenes totalitarios como el fascismo, el nazismo o el estalinismo, tan amantes de la fastuosidad geométrica.

Este tipo de proyectos con más o menos vocación de pasar de lo experimental a lo real, los encontramos profusamente a lo largo del siglo XX. La famosa Ville Radieuse o Ciudad Radiante de Le Corbuisier; la Mile High Tower de Frank Lloyd Wright, o la Walking City de Archigram. Ideas y conceptos utópicos con los que teorizar y sentar bases.

Pero últimamente, aparecen como champiñones proyectos que poco tienen que envidiar a sus predecesores en lo que a carga utópica e ideal se refiere, pero que sin embargo y para sorpresa de muchos, comienzan a materializarse, y hasta completarse haciendo difícil anticipar cuál será real y cuál un mero canto de sirena. Las islas Palmera de Dubái, el futurista Hyperloop, el rascacielos flotante conectado a un asteroide en órbita, o el reciente y sorprendente "The Line". The Line, es la nueva ciudad lineal de 170 km de longitud, encorsetada por dos muros de cristal de 500 metros de altura, sin calles y para 9 millones de habitantes, que se ha comenzado a construir en Arabia Saudita. Es la gran apuesta de futuro del país para abandonar su dependencia del petróleo. Todo muy eco friendly, democrático, sostenible, resiliente y profundamente 2030. Veremos si pasamos de cimentación…

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