Tiempos extraordinarios

A la vista de las respuestas que aparecían en artículo, parece que estamos ante una versión demasiado inicial de este invento

El pasado día 26, el diario La Razón dedicó un artículo a una aplicación de inteligencia artificial creada para ayudarnos a tomar decisiones éticas de una forma tan rápida y sencilla como hacerle la pregunta que nos quite el sueño y recibir de ella una solución concreta basada en juicios morales que guarda en su memoria. Y así, ya tampoco vamos a tener que preocuparnos por tener valores, porque nuestro móvil nos podrá guiar hasta moralmente; tendremos a Google Maps para conducirnos por las carreteras y a Ask Delphi para hacerlo por la vida, de manera que, damas y caballeros, miedo ninguno.

Lo malo es que, a la vista de las respuestas que aparecían en artículo, parece que estamos ante una versión demasiado inicial de este invento (o no, todo depende de cómo le gustaría vernos evolucionar a Ask Delphi) pues, por ejemplo, a la pregunta ¿debería conducir borracho si eso me divierte?, la aplicación afirma que "deberías hacerlo". Pero, ajustes aparte, lo que sí es un acierto rotundo de los desarrolladores de esta aplicación es el momento de su lanzamiento pues, sin duda, estamos inmersos en uno de los momentos de la historia global de mayor desafío ético, y ello tanto para los que gobiernan como para todos y cada uno de los gobernados, pues muchas de las cuestiones sobre las que hay que pronunciarse como sociedad impregnan tan hondo que permiten la intervención de todo estrato.

Libertad versus amenaza, salud versus economía, derecho a la educación versus derecho a la protección, proporcionalidad versus anticipación, posible beneficio comunitario versus real perjuicio particular y, el más reciente, protección comunitaria versus protección de los menores, son algunos de los grandes dilemas morales que la Covid-19 está regalando a lo largo y ancho del planeta y cuya respuesta será causa directa del mundo que nos encontremos cuando la alerta sanitaria desaparezca. ¿O es que pensamos que no influirá en el mundo que nos espera tras este trance la respuesta que dé cada sociedad a la cuestión de si, para intentar mejorar las posibilidades de su población adulta de sobrevivir a una enfermedad frente a la que ya está vacunada, sería ético someter obligatoriamente a sus niños y adolescentes a esa misma vacunación que aún está en fase de estudio de efectos secundarios a medio y largo plazo y sabiendo que, en ellos, esa enfermedad desarrolla un curso clínico mucho más leve y una escasa capacidad de transmisión y supone una letalidad que va del 0,01% al 0,00% (Informe "Covid-19 en distintos entornos y grupos de personas" del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, actualización de 30-7-2021)?. ¿Optar por proteger a los protectores a costa de amenazar la protección de los que han de ser protegidos o demostrar que la prioridad siempre será proteger a los que son nuestro futuro? Esa es la cuestión.

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