Carta del Director/Luz de cobre

Toca reciclar en el PSOE de Almería

El PSOE ha perdido 10.000 votos en las andaluzas, pero lo preocupante para ellos es la derrota en casi todos los pueblos

El PSOE de Almería ha mantenido los tres parlamentarios andaluces que tenía en la cámara autonómica. A simple vista puede parecer un "Don Tancredo" o un "virgencica, virgencica, me he quedado como estaba". Error. Un análisis facilón, en el que cualquier autocrítica queda aparcada para mejor ocasión, patada hacia adelante y hasta la próxima.

La realidad, pese a los comentarios y declaraciones casi autocomplacientes de la última semana, es que los socialistas de Almería, como los andaluces, han sufrido una severa derrota que los debe alejar de la autoindulgencia, del alejamiento de cualquier culpabilidad y del proceso de lamerse heridas en el que están inmersos, para bajar a la tierra, afirmar los pies y analizar en profundidad qué está pasando para que, elección tras elección, se baje un peldaño o dos, en ese lento pero permanente declive en el que un partido histórico como este permanece sumido.

Diez mil votos son los que esta fuerza política ha perdido en la provincia. Pero lejos de ser una cifra concluyente, definitoria, lo más preocupante para ellos se dibuja en el mapa provincial de resultados. Un mapa teñido de azul, en el que salvo honrosas excepciones como puede ser Fiñana o Serón y algunos pueblos pequeños, la sangría de votos hacia los populares es de las que hacen época.

No hay paños calientes para disfrazar una derrota de libro, en la que se ha mostrado la capacidad del Partido Popular para transmitir su mensaje y convencer a los votantes y la dificultad del principal partido de la oposición, no ya para hacer frente al gobierno de la Junta, sino para tratar de colocar un mensaje creíble, un mensaje atrayente y un mensaje pegado al terruño, más allá del argumentario tradicional y consabido.

Para hilvanar un programa sólido, verosímil y posible tienen un año. El tiempo que resta para unas elecciones municipales, que pueden ser la puntilla definitiva para un partido histórico o el inicio de una recuperación tarda y compleja, con resultados imprevisibles.

De ellos y de sus dirigentes, solo de ellos va a depender la permanencia de una fuerza política con la fortaleza de siempre, la que ha hecho posible la alternancia en este país y ha consolidado la democracia o el abismo de un partido, que en casos como el PASOK en Grecia o el PS en Francia han pasado a ser hegemónicos a poco más que testimoniales. No corren buenos tiempos y son evidentes para un partido histórico, que se ha empeñado en enterrar su pasado de la manera más triste y enlutada que cabría imaginar.

Y es que viendo los mítines y encuentros con militantes, la percepción no puede ser más negra. Enrocados en un mismo destino, con una militancia envejecida y apegada al puesto de trabajo o a la asesoría poco o nada se puede hacer. O son valientes o les espera la nada.

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