El callejón del gato

Toros en la calle

Lo cierto es que han sido muertes a las que no se les ha dado demasiada importancia

El pasado seis de agosto publiqué en esta misma columna el artículo titulado "Modas y tradiciones". Hacía referencia a determinados festejos que son habituales en estas fechas. Uno de ellos era el "balconing" que se ha puesto de moda en las islas Baleares importado de Inglaterra. El otro era una tradición muy española que consiste en correr delante de los toros en las fiestas patronales. El motivo de mi exposición era mostrar el riesgo a que se exponen quienes pretenden divertirse con semejantes arrojos y destacaba la noticia de la muerte de un joven británico practicando "blaconing" desde un segundo piso en un hotel de Bagaluf y la de un joven de 26 años tras la cornada de una vaquilla en las fiestas de la localidad alicantina de Pinoso el día uno de agosto. Al "balconing" le perdí la pista, y no sé si alguien más ha pagado con su vida practicándolo. Por el contrario, con respecto a los tradicionales encierros, en más de una ocasión, algún medio daba la noticia de un vecino muerto de una cornada. Yo me he interesado en averiguar cuántos han perdido la vida honrando al santo patrón corriendo delante de un toro y la situación, a mi modesto parecer, es preocupante. Antes del joven de 26 años que motivó mi artículo, ya habían muerto dos, el primero de ellos, un joven de 19 años el día 30 de abril en las fiestas de Xilxes (Castellón) en honor de San Vicent; y el 16 de junio un torilero en la plaza de toros Benavente (Zamora). Desde el uno de agosto hasta hoy son seis los fallecidos. Cuatro de ellos en el mismo agosto. El día 17 en la llamada Carrera del Torico de la Cueva de Chiva (Valencia) murió corneado un hombre de 59 años, el día 18 murió por el mismo motivo un vecino de Azpeitia de 58 años (Guipuzcua), el día 29 otro hombre de 62 años murió también corneado en un encierro en Cuellar (Segovia), y el día 31 un hombre de 52 años "falleció debido a las reiteradas cornadas que le propinó un toro" en las fiestas de L"Alcora (Castellón). El último, hasta la fecha, un hombre de 69 años que fue embestido por una vaca el 3 de septiembre en la localidad de Liria (Valencia) en una fiesta conocida como "bous al carrer" (toros en la calle). Lo cierto es que han sido muertes a las que no se les ha dado demasiada importancia. Son muertos sin nombre y al día de hoy es una historia pasada. Y no surgen voces contra viejas tradiciones que producen la muerte de personas humanas. Se acabó la fiesta y hasta el año que viene.

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