Trabajo estable

Porque la realidad es que la temporalidad es -sigue siendo- la gran característica del mercado laboral español

Leí no hace mucho un estudio titulado Global Candidates Preferences. A ver, matizo: leí el resumen de las conclusiones y me pregunto si alguien se lee algún estudio completo. Bien, por no distraerme: su conclusión era que casi la mitad de los encuestados preferían empleos laborales flexibles en lugar del tradicional empleo fijo. He aquí la solución: si no se puede crear estabilidad, lo mejor es presentarla como cosa caduca y del pasado, casi al nivel de salir de la compra con una bolsa de plástico. Porque la realidad es que la temporalidad es -sigue siendo- la gran característica del mercado laboral español. Hasta un nivel en el que ya ni los programas políticos de las permanentes elecciones le dedican espacio. La combinación de altas tasas de paro y temporalidad es un problema que ninguna de las reformas laborales ha sido capaz de atajar desde que en 1984 se introdujo "temporalmente" la contratación temporal. Si observamos lo que sucede en nuestra provincia, concluimos, primero, que a pesar de lo que pudiera parecer debido al peso de actividades estacionales como agricultura o turismo, Almería es la provincia andaluza en la que mayor porcentaje de contratos indefinidos se han celebrado este año, hasta casi duplicar la media de la Comunidad. En agosto, por ejemplo, el 7,35% del total en Almería, frente al 4,30% en Andalucía. Esto último porcentaje cuestiona, además, el tipo de empleo que se crea en la Comunidad e inquieta pensar qué ocurrirá cuando la actividad económica modere su crecimiento. De hecho, las tasas de temporalidad que ofrece la Encuesta de Población Activa dan las peores para la Comunidad Autónoma, donde el 35% de los trabajadores son temporales, mientras que en Madrid no llegan al 20%. Si vemos la contratación indefinida en la provincia, solo el 44% son lo que tradicionalmente nos viene a la mente cuando pensamos en contratos indefinidos: jornada completa y todos los días (salvo vacaciones, lógico). Es decir hablamos de 4.024 colocaciones de un total de 222.500 que se registraron entre enero y agosto. Los otros son a tiempo parcial y, sobre todo, fijos discontinuos -el mejor ejemplo, las envasadoras-. Total, que volvemos a la campaña electoral y quizás escuchemos otra vez las recetas rápidas que anunciarán que, esta vez sí, reducir la temporalidad. Esta no solo afecta los trabajadores individuales y sus menores salarios, frena también la productividad. En fin, que ya veremos qué soluciones nos ofrecen. Eso sí, reducir la temporalidad no significa eliminarla con esa figura del contrato único que puede poner el tema peor.

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