Tragedia en Colombia

Se fragua una presunta guerra sibilina entre las calles de la vieja Colombia que apresura entre las mandíbulas lo peor

El pasado miércoles 28, el Comité Nacional del Paro, formado por diversos actores sociales, como sindicatos, líderes políticos y movimientos sociales, convocaron un paro general en Colombia, por la tramitación de la nueva reforma fiscal que el Presidente de la República quiere impulsar en el Congreso para mitigar los efectos de la crisis en la maltrecha economía de Colombia. La nueva reforma fiscal estaba dirigida a desarrollar programas sociales como el Ingreso Solidario, la devolución del IVA a las familias en situación de especial vulnerabilidad y en extrema necesidad y el Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF), que en los últimos años ha beneficiado alrededor de 3,5 millones de personas. Sin embargo, estas prerrogativas, no dejaban entrever la verdadera finalidad del ajuste fiscal, en el que se instaba, a partir del ejercicio 2022, a declarar a las rentas de aquellas familias que ganasen más de 660 dólares mensuales, al equivalente nacional. Y, a partir del año 2023, estos ajustes se ampliarían aún más, a aquellas rentas familiares cuyos ingresos mensuales fuesen superiores a 374 dólares. Debemos recordar que el salario mínimo de un trabajador en Colombia es de 248 dólares al mes. Lo que significa que las clases medias y bajas serían las que más presión fiscal sufrirían. Esta nueva situación económica a la que tendrían que enfrentarse las familias colombianas se vería aún más afectada, si cabe, si se tiene en cuenta que también estaba previsto un aumento de cerca del 20% en las tarifas de los servicios públicos, gravando los productos básicos de alimentación. Todas medidas coercitivas para la incentivación económica familiar y estatal. Medidas, contrarias a la activación y generación de empleo, a la recuperación económica de las familias y, por ende, del país. El presidente Iván Duque ha cedido a las presiones sociales y ha rectificado, retirando el anteproyecto de Ley. Sin embargo, los actores sociales siguen a pie de calle con sus reivindicaciones, ya que esta reforma de la ley fiscal, solo ha sido el detonante social que ya se vivía en Colombia con anterioridad. Un malestar social que se extiende jornada tras jornada y que se prevé que seguirá en los sucesivos días. Se fragua una presunta guerra sibilina entre las calles de la vieja Colombia que apresura entre las mandíbulas lo peor.

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