Uno de los grandes retos de la política actual es el de reducir costes innecesarios que merman las inversiones en proyectos de futuro y las partidas para atender asuntos que son verdaderamente importantes como salud, educación o servicios sociales. Desde hace ya algunos años, los candidatos proclaman la necesidad de meter la tijera al "aparato institucional" bien sea de la Junta o el resto de administraciones. Pero cuando llega la hora de la verdad y empiezan a levantar la mano compañeros de partido que piden sustento, las intenciones y promesas se quedan en papel mojado. El expresidente Chaves en su primera legislatura en 1990 arrancó con 10 consejeros y en su última ya tenía 15. El siguiente -también condenado por los ERE-, Griñán, lo reorganizó bajando a 13 departamentos con su personal de confianza y asesores correspondientes. Con Susana Díaz se perdió terreno en la reducción de gasto público y fueron 14. Y Juanma Moreno, que entró con el firme convencimiento de que era necesario rebajar cargos, en su primera legislatura tuvo 11 consejeros y ahora son 13.