Trump: del pedo al triunfo y v.v.

No hay liderazgo que sea capaz de afrontar este momento: es imprescindible una revisión de lo que llamamos "Democracia"

Decir "Trump nos puede salir por cualquier sitio" es, ciertamente, correr el riesgo… ¡de acertar! La etimología no falla: del "triunfo" en el juego cartas, al intransitivo "tirarse un pedo", en la jerga británica, queda claro que el Presidente electo de los EEUU de Norteamérica no es otra cosa que una sorpresa. Los que se partirían el culo por tal de hacerle una entrevista, no han tardado en colgarle ese mochuelo a lo más antisistema que se mueva: como quiere cargarse el TTIP, pues él debe ser la versión podemita entre los gringos. No voy a discutirlo, pues discutir con brutos sólo lleva al embrutecimiento personal. La llegada de "Triunfo-Pedo" a la Casa Blanca no es ni más ni menos que la expresión material del hartazgo que las sociedades modernas tienen de sus dirigentes. Pero no porque demanden populismos del tipo Gil y Gil; no, lo que están demandando es un cambio radical en las formas y en las personas. (Otra cosa es que no sepamos qué queremos, ¡ni tenga por qué ser algo consensuado!) No hay liderazgo social que sea capaz de afrontar este momento: es imprescindible una crítica al sistema de representación político y a su quehacer; pero, asimismo, es imprescindible una revisión de lo que actualmente llamamos "Democracia". ¿Acaso nos hubiera bastado quedarnos en la práctica democrática que tenían los griegos hace veinticinco siglos? Todos convendremos en que no; pero, si esa cuestión es de respuesta tan evidente, ¿por qué la actual democracia es un producto final, "envuelto para ser desempaquetado y listo para usar"? ¡Qué prepotencia la nuestra! Nos permitimos juzgar a Colón en el s.XX, o la esclavitud de otras épocas con parámetros de ésta. Como si no existiesen encubrimientos y explotación actualmente, nos encanta poner a parir a nuestros antecesores. "Llegados a nosotros, ¡se acabó la Historia, somos el no va más!" Pues, ¡una mierda!

Con el no de Francia en las urnas a la UE, sin olvidar que después fue "democráticamente" corregido por su Parlamento; con el "br-exitazo" que ha supuesto el adiós del Reino Unido a la UE; con el no de las urnas en Colombia al proceso de paz convocado en referendo por un Nobel de la cosa; ahora L'Italia… creo que, con tanto revés a quienes convocan consultas populares para satisfacer sus expectativas, es el momento de dejar que Catalunya vote su autodeterminación. Y es que como lo piense bien Puigdemont, ¡se echa p'atrás!

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