Tsunami democrático

Nadie puede disponer de una parte de España, mutilarla de otra parte del país sin seguir el orden constitucional establecido

Hubiese dedicado estas palabras a elogiar la brillante intervención de S.A.R. la Princesa de Asturias o de la proyección internacional de la III carrera la "Desértica" organizada por la Brigada "Rey Alfonso XIII" II de la Legión, pero quiero tributar estas líneas, a estos días de confrontación de catalanes contra catalanes, que no contra España, aunque quebrada de dolor por tan ignominiosos testimonios violentos de guerrilla urbana. Porque a quienes no respetan son a esos otros millones de personas, españoles catalanes, que desean vivir en paz y en orden dentro del marco democrático y constitucional y han tenido que atrincherarse en sus casas y empresas para evitar enfrentamientos personales.

La Patria, España no es un contrato, nos vino porque la Naturaleza así lo quiso. Raimundo Paniker decía, que no tenemos una Patria, sino que pertenecemos a Ella. La tradición de la Patria no pertenece a nuestro patrimonio, es un todo social continuo, en el que se integran las generaciones pasadas, las presentes y las que en un futuro la integren. Nadie puede disponer de una parte de España, mutilarla de otra parte del país sin seguir el orden constitucional establecido, porque se fundamenta en una unidad de historia y de convivencia, y así hay que entenderla.

España no es ningún problema, porque somos muchos los españoles que queremos seguir viviendo en nuestro quijotesco país con pan, trabajo y justicia. Y aunque solo fuese un 5 % por ciento el que nos opusiésemos a la independencia, tendríamos pleno derecho para oponernos democráticamente porque habría que tener en cuenta el voto de los muertos por España de generaciones pasadas y el voto de generaciones futuras que tienen perfecto derecho no solo a nacer en donde nazcan dentro de nuestra Patria, sino a un país unido en la esperanza de seguir formando parte de la Historia de España como unidad de destino universal.

Solo me queda elogiar, la loable labor de servicio público del CNP y Guardia Civil, y a los periodistas, que gracias a ellos hemos podido tener una información contrastada de los sucesos tal y como han acontecido, todos ellos, sufriendo de los radicales las iras y las amenazas del tsunami democrático de un nacionalismo irracional.

Cuando escribo estas líneas, la situación es caótica, y no cabe más remedio que aplicar la Ley de Seguridad Nacional ante una desobediencia civil en contra de España, aplicándose el Código Penal y demás leyes que eviten decisiones políticas ilícitas.

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