Unidad, ¿qué?

Pero cuando el problema radica en elegir entre dos o más proyectos con diferencias notables cambia el panorama

Todos están convencidos de que la unión hace la fuerza. De ahí todos los esfuerzos que se dedican a estar, o al menos parecer que están, unidos. Hay quien blasona de unidad, en tanto en cuanto no aparecen en el escenario voces discrepantes. Hay quien, tras asambleas convulsas en el antes y el durante, se propone como el mayor objetivo y el mayor deseo la unidad de todos. Y hay quienes, incluso antes de celebrar ningún congreso, se ponen como meta conseguir la unión de todos. Y hay quienes piensan que ante algunos problemas es la sociedad la que debe mostrar un rostro único: contra el racismo, el terrorismo, la violencia machista…todo ello merece o exige que toda la sociedad actúe como un todo. Ciertamente hay valores en los que aparentemente está de acuerdo toda la sociedad. Pero hay otras situaciones en las que ese acuerdo no es tan unánime. Son las diferencias que se ponen de manifiesto entre los distintos partidos políticos, y aún dentro de todos y cada uno de ellos. Son diferencias más que notables y que se dirimen de forma más o menos democrática. Hay momentos en los que las diferencias radican en la elección del líder entre dos o más aspirantes, buscando quién es el más adecuado para llevar a puerto un proyecto único. Pero cuando el problema radica en elegir entre dos o más proyectos con diferencias notables, cambia el panorama. En estas situaciones, una vez que se han votado las alternativas, el partido tiene marcado el camino. Y los ganadores, a partir de ese momento piden, exigen unidad. ¿Cuál es el significado real de esa pretensión de "unidad"? ¿Acaso esa unidad es "unanimidad"? ¿O tal vez quieren llegar hasta la "uniformidad"? ¿Está clara cuál debe ser la función a partir de ese momento de todos aquellos que no comparten las líneas maestras? ¿Tienen que declinar de sus opiniones y dejarse engullir por la corriente mayoritaria? Caso de respuesta positiva nos encontraríamos con que, en una época de pluralidad política, donde se abomina del bipartidismo porque no refleja suficientemente la gran variedad de opciones, encontramos que en el seno de las formaciones políticas no se permite la discrepancia. Parece que "unidad" significa arremolinarse en torno al líder, y que todo aquel que no comparta esa postura será automáticamente purgado. Son las pretensiones de algunos que se creen eje del universo y, como la abeja reina, quieren arracimar a todos en su entorno.

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