VALOREMOS

El árbol deforme del patio denuncia el terreno malo, pero la gente que pasa le llama deforme con razóN

El Desde aquel 14 de marzo del año 2020, día en el que se declaró el estado de alarma para la gestión de la COVID-19, no escribir una columna impregnada de cierto temor, pesimismo o contrariedad resulta algo verdaderamente complicado, y ello aunque lo que se esté comentando sean buenas noticias para este país, que sin duda las recibimos. Pero, por ello y frente a ello, cuando me siento pesimista ante la hoja en blanco me gusta echar la vista atrás y recordar que aquel 14 de marzo de 2020 no solo activó un estado de excepción sino también una de las mejores cosas que tiene esta sociedad, quizás la mejor, nuestra solidaridad. Y es que, durante un tiempo, volvimos la mirada hacia el otro para estar pendiente de él y nos acordamos de valorar el regalo que es la vida, la pareja, la familia y la amistad y de valoramos entre nosotros como simples individuos, vecinos, y como sociedad. Creo que el año 2020 nos sirvió para apreciar que este país es un gran lugar para vivir y que somos unos privilegiados por ser españoles.

Y es a aquello a lo que me gusta regresar al ver que ya nadie oculta que vienen malos tiempos, que ya la duda está en nivel de intensidad al que llegará esa "maldad", no en si vamos a vivir un desfavorable cambio de ciclo o no. Un realidad que nos obliga, como Estado, a ser conscientes y a concienciar de que puede que haya llegado a su fin la extraordinaria época de mejora progresiva y constante de la que hemos venido disfrutando desde el fin de la dictadura y nuestra apertura al exterior, y hacerlo sin alarmismo y sobre la serena explicación de que España ha alcanzado unos niveles globales de bienestar e igualdad tan elevados que superarlos ya es tremendamente difícil y costoso pero verlos reducirse puede resultar extraordinariamente rápido y sencillo pues vivimos en un mundo globalizado y lo que, hoy, se está apoderando del planeta es esto: amenazas de inseguridad alimentaria, caída de las clases medias, allí donde las hay, aumento de las enfermedades mentales y una galopante desigualdad que, también desde marzo de 2020, avanza imparable. Así, basta abrir cualquier diario para encontrar decenas de noticias sobre crisis, desigualdad y pobreza a lo largo y ancho del planeta.

Sin duda, malos tiempos para la lírica, como dice el poema. Así que, quedémonos con lo que fuimos frente a lo peor de la Covid-19, valoremos y defendamos este país, esta sociedad y el sistema social público que, entre todos, hemos creado y mantenemos y estemos al lado de quien crea riqueza y de lo que crea riqueza.

"Ya sé que sólo agrada quien es feliz. Su voz se escucha con gusto. Es hermoso su rostro.

El árbol deforme del patio denuncia el terreno malo, pero la gente que pasa le llama deforme con razón.

Las barcas verdes y las velas alegres de Sund no las veo. De todas las cosas, sólo veo la gigantesca red del pescador..." (Malos tiempos para la lírica, Bertolt Brecht)

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