Vamos a coger cerezas

La cereza, del latín vulgar "ceresia", nos permite saber con qué tipo de gente compartimos mesaEncontramos también abundante toponimia latina del paso de la dominación romana

Es la cereza, del latín vulgar "ceresia", a su vez del griego "kerásion", fruto que sorprende por su amplia gama de rojos colores y dulces sabores.

Sirve en cierto modo para saber en qué medida es buena aquella persona con la que compartimos la mesa, según que elija las más sabrosas, nos deje catar las mejores o simplemente eche mano al cuenco y se quede con lo que encuentre. Nos demuestra sin margen de duda cuán educado es quien escupe el hueso, lo tira en el plato o discretamente lo deja a un lado.

Muchos discursos políticos hacen el juego de manos de elegir las pruebas que interesan y esconder las que no convienen. No son errores porque la mayor parte de los argumentos que circulan proceden de los laboratorios de los asesores de imagen; no son casuales cuando, casualmente, coinciden con las tesis del orador.

Unos tomarán una agresión de una mujer a un hombre para, ocultando los cientos de hombres que matan mujeres, proclamar que la violencia de género es un montaje; otros aducirán una grabación ilegalmente hecha en otro país para demostrar que en el nuestro se adoctrina a las criaturas; aquí se fijarán en un virus que mata a siete de mil infectados y nos convencerán de que ha llegado el Día del Juicio Final aunque sobrevivan todos los demás; allá hablarán de cerrar carreras de Letras por falta de empleos de calidad y no mencionarán que, en nuestro país, el empleo juvenil es de pena.

Esta falacia de argumentación incompleta le tiene especial inquina a las Humanidades y se nos viene encima periódicamente, como una gripe, un catarro o una oferta de nuestra compañía telefónica. Cuando nos atacan diciendo que nuestros graduados tienen poco empleo, malos sueldos y menos futuro, parece que los demás le dan al perro el caviar que les sobra del desayuno y que tienen de "gruppies" a todas las empresas de esta galaxia y cuarenta más.

Algunos de estos prestidigitadores de la falacia mueven una mano diciendo que las Letras son malas compañeras mientras esconden en la otra que, para su visión de la Universidad privatizada, no tienen cabida en sus cuentas de resultados: ¿Cuántas privadas ofrecen estudios de Filología Clásica, por ejemplo? Debemos denunciar tal tipo de falacias quienes sabemos reconocerlas: en inglés a esa técnica se la llama "cherry picking", "coger cerezas", quizá porque permite saber cómo es quien quiere que nos las traguemos y no le escupamos el hueso.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios