Vayamos al médico

Meditaba sobre el panorama político actual, y sentía la inseguridad que le transmitía un mosaico de partidos disparesA nivel europeo se ha observado un claro aumento en los niveles de ansiedad y estrés

Carmelo Romero no tardó mucho en pedir perdón, y eso le honra, pero la pena de este episodio es que no se trata de un error, ni de no haber acertado con el momento, sino de una ausencia de respeto, educación y clase, y la carencia de estas tres cosas es algo que no se soluciona pidiendo perdón. Me estoy refiriendo al comentario "¡vete al médico!" que este diputado del PP le espetó a gritos al diputado Iñigo Errejón al terminar este una intervención en la que pidió que se prestara más atención a la salud mental y se preparase a los servicios sanitarios y sociales públicos para prestarla, y con el que, de una tacada, vino a estigmatizar algo tan natural, e incontrolable, como precisar atención médica y a despreciar una demanda procedente y más que oportuna viendo los datos sobre salud mental tan preocupantes que nos está dejando la pandemia. Como muestra, estos recogidos en un informe de la Confederación Salud Mental España de este mismo mes de marzo: Una de cada cinco personas que han pasado la Covid-19 se ha enfrentado, por primera vez en su vida, a un diagnóstico de ansiedad, depresión o insomnio, y quienes la pasan tienen, además, el doble de probabilidad de sufrir estos padecimientos durante la enfermedad, así como un mayor riesgo de tener secuelas en su salud mental, que personas con otras patologías. A nivel mundial, los pensamientos suicidas han aumentado entre un 8% y un 10%, especialmente en personas adultas jóvenes, donde la cifra asciende a entre un 12,5% y un 14%.

A nivel europeo se ha observado un claro aumento en los niveles de ansiedad y estrés, especialmente entre la población más joven, en la que ocurre en 1 de cada 2 personas. Y en nuestro país, el confinamiento hizo que el 55% de la población sintiera que no era capaz de controlar la preocupación, que el 46% notara un aumento del malestar psicológico, que el 44% sufriera una disminución de su optimismo y confianza, que un 30% tuviera ataques de pánico y que un 25% se sintiera excluida socialmente. Y según datos del CIS, desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad, un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, siendo el mayor porcentaje por ansiedad y por depresión, y ha sido la población situada entre los 18 y los 34 años la que más ha frecuentado los servicios de salud mental y la que más ataques de ansiedad y síntomas de tristeza ha tenido. Y en relación con las personas con discapacidad y/o problemas de salud mental preexistentes, un estudio de Grupo 5 concluye que, durante el pico de la pandemia, el 6,3% de los participantes en el estudio necesitaron ingreso en unidades de agudos y un 21,4% un aumento de la medicación antipsicótica. Por su parte, otro estudio de la Fundación ONCE nos muestra que el 34% de estas personas vio empeorar su salud por el confinamiento.

Cómo para no pedir perdón, señor Romero.

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