La tapia con sifón

Vino y postre

Según el viejo tópico, vino y postre hacen que la cuenta del restaurante suba demasiado. Discutible, como todo tópico

Según el viejo tópico, vino y postre hacen que la cuenta del restaurante suba demasiado. Discutible, como todo tópico, hoy se escucha menos, quizá porque cada vez hay menos personal que come en restaurantes y nos hemos pasado en masa a comer de tapas en los bares. No sé cuanto suma el consumo de postres en los bares de tapas, pero lo que si puedo constatar cada día es que son tremendamente rutinarios y, curiosa coincidencia, casi idénticos en todos ellos: suflé de chocolate, brownie, tarta de queso, tiramisú…También es "curioso" que todos sean foráneos, ¡hay que ver cómo han avanzado nuestros cocineros en el dominio de las reposterías francesa, italiana o neoyorquina! Y qué poco, sin embargo, en el rescate de la rica y extensa gama de nuestros dulces tradicionales. Quizá los consideran catetos; no quiero pensar que es porque no tienen ni idea.

En el capítulo de los vinos no quiero repetirme demasiado, todos los aficionados estamos hartos de la ridícula oferta de la mayoría de nuestros bares: cuatro o cinco marcas de ínfima calidad y tan "imaginativa" como la de postres: rioja, ribera, rueda y "frizzante". Por eso hay que elogiar a los que se salen de la rutina, como Brusketta, nuevo ocupante del local donde estuvieron La Bien Pagá, Pimienta Rosa y Yampazo. Lo comenté de pasada hace poco y me complace confirmar que tienen una interesante oferta de vinos (de calidad y de variadas D.O) por copas, a precios más que correctos. Es destacable la gama de vinos jerezanos, con la mítica manzanilla Pastora a 3,20 euros/copa, un precio de rigurosa oferta, ya que una botella de este excepcional vino cuesta 30 euros.

Y para un postre distinto, artesano y de calidad, hay pocas opciones como los pastelillos marroquíes de Aljaima (Jovellanos, 12). Acaban de renovar la oferta y no sabe uno cual destacar: quizá el de crema turca con nueces o el de pasta de frutos secos con chocolate blanco. Quizá un pelín dulces de más, pero así es su tradición. Y el precio, cuatro unidades por 3,50 euros. Lo aconsejable es tomarlos con un té verde, que preparan con hojas de calidad y con mimo ritual. Lo habitual es que lo pongan con hierbabuena, pero si pilla uno a Mustafa inspirado, pídaselo con azafrán, una mezcla bereber para momentos especiales. Lo hace con azafrán del Atlas, el de mejor calidad de Marruecos.

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